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Referencias Cruzadas

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Lucas 6:47

Biblia Nueva Versión Internacional 2017

Voy a deciros a quién se parece todo el que viene a mí, y oye mis palabras y las pone en práctica:

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30 Referencias Cruzadas  

―Dichosos más bien —contestó Jesús— los que oyen la palabra de Dios y la obedecen.

»Si me amáis, obedeceríais mis mandamientos.

Así que comete pecado todo el que sabe hacer el bien y no lo hace.

Pues mi hermano, mi hermana y mi madre son los que hacen la voluntad de mi Padre que está en el cielo.

¿Entendéis esto? Dichosos seréis si lo ponéis en práctica.

Cristo es la piedra viva, rechazada por los seres humanos, pero escogida y preciosa ante Dios. Al acercaros a él,

y, consumada su perfección, llegó a ser autor de salvación eterna para todos los que le obedecen,

»Dichosos los que lavan sus ropas para tener derecho al árbol de la vida y para poder entrar por las puertas de la ciudad.

«Si alguno viene a mí y no sacrifica el amor a su padre y a su madre, a su esposa y a sus hijos, a sus hermanos y a sus hermanas, y aun a su propia vida, no puede ser mi discípulo.

Queridos hijos, que nadie os engañe. El que practica la justicia es justo, así como él es justo.

Si reconocéis que Jesucristo es justo, reconoced también que todo el que practica la justicia ha nacido de él.

Mis ovejas oyen mi voz; yo las conozco y ellas me siguen.

Por lo tanto, hermanos, esforzaos más todavía para consolidar el llamamiento de Dios, que fue quien os eligió. Si hacéis estas cosas, no caeréis jamás

Todos los que el Padre me da vendrán a mí; y al que a mí viene, no lo rechazo.

―Yo soy el pan de vida —declaró Jesús—. El que a mí viene nunca pasará hambre, y el que en mí cree nunca más volverá a tener sed.

Sin embargo, no queréis venir a mí para tener esa vida.

Los que están sobre las piedras son los que reciben la palabra con alegría cuando la oyen, pero no tienen raíz. Estos creen por algún tiempo, pero se apartan cuando llega la prueba.

Pero otra parte cayó en buen terreno; así que brotó y produjo una cosecha del ciento por uno». Dicho esto, exclamó: «El que tenga oídos para oír, que oiga».

Mientras estaba aún hablando, apareció una nube luminosa que los envolvió, de la cual salió una voz que dijo: «Este es mi Hijo amado; estoy muy complacido con él. ¡Escuchadle!»

Prestad atención y venid a mí, escuchadme y viviréis. Haré con vosotros un pacto eterno, conforme a mi constante amor por David.

―¡Ahora estamos convencidos de que estás endemoniado! —exclamaron los judíos—. Abraham murió, y también los profetas, pero tú sales diciendo que, si alguno guarda tu palabra, nunca morirá.

Se parece a un hombre que, al construir una casa, cavó hondo y puso el cimiento sobre la roca. De manera que, cuando vino una inundación, el torrente azotó aquella casa, pero no pudo ni siquiera hacerla tambalear porque estaba bien construida.




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