Estos odres estaban nuevecitos y repletos de vino, y ahora, tal como podéis ver, están todos rotos. Y nuestra ropa y sandalias están gastadas por el largo viaje.
Ni tampoco se echa vino nuevo en odres viejos. De hacerlo así, se reventarán los odres, se derramará el vino y los odres se echarán a perder. Más bien, el vino nuevo se echa en odres nuevos, y así ambos se conservan.
Les contó esta parábola: ―Nadie quita un retazo de un vestido nuevo para remendar un vestido viejo. De hacerlo así, habrá rasgado el vestido nuevo, y el retazo nuevo no hará juego con el vestido viejo.