Sucedió que, cuando todos acudían a Juan para que los bautizara, Jesús fue bautizado también. Y, mientras oraba, se abrió el cielo,
Él, por su parte, solía retirarse a lugares solitarios para orar.
Después de despedir a la gente, subió a la montaña para orar a solas. Al anochecer, estaba allí él solo,
Un día cuando Jesús estaba orando a solas, estando allí sus discípulos, les preguntó: ―¿Quién dice la gente que soy yo?
En el día quinto del mes cuarto del año treinta, mientras me encontraba entre los deportados a orillas del río Quebar, los cielos se abrieron y recibí visiones de Dios.
―Ciertamente os aseguro que veréis el cielo abierto, y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre.