A Barrabás lo habían metido en la cárcel por una insurrección en la ciudad, y por homicidio.
Rechazasteis al Santo y Justo, y pedisteis que se indultara a un asesino.
Pero ellos insistían: ―Con sus enseñanzas agita al pueblo por toda Judea. Comenzó en Galilea y ha llegado hasta aquí.
Y comenzaron la acusación con estas palabras: ―Hemos descubierto a este hombre agitando a nuestra nación. Se opone al pago de impuestos al emperador y afirma que él es el Cristo, un rey.
Y resulta que un hombre llamado Barrabás estaba encarcelado con los rebeldes condenados por haber cometido homicidio en una insurrección.
Pero todos gritaron a una voz: ―¡Llévate a ese! ¡Suéltanos a Barrabás!
Pilato, como quería soltar a Jesús, apeló al pueblo otra vez,
¿No eres el egipcio que hace algún tiempo provocó una rebelión y llevó al desierto a cuatro mil guerrilleros?