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Referencias Cruzadas

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Lucas 22:61

Biblia Nueva Versión Internacional 2017

El Señor se volvió y miró directamente a Pedro. Entonces Pedro se acordó de lo que el Señor le había dicho: «Hoy mismo, antes de que el gallo cante, me negarás tres veces».

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19 Referencias Cruzadas  

―Pedro, te digo que hoy mismo, antes de que cante el gallo, tres veces negarás que me conoces.

Cuando yo te perdone por todo lo que has hecho, tú te acordarás de tu maldad y te avergonzarás, y en tu humillación no volverás a jactarte. Lo afirma el Señor omnipotente”».

El hombre reconocerá públicamente: “He pecado, he pervertido la justicia, pero no recibí mi merecido.

¡Recuerda de dónde has caído! Arrepiéntete y vuelve a practicar las obras que hacías al principio. Si no te arrepientes, iré y quitaré de su lugar tu candelabro.

Por lo tanto, recordad, gentiles de nacimiento —los que sois llamados «incircuncisos» por aquellos que se llaman «de la circuncisión», la cual se hace en el cuerpo por mano humana—,

Por su poder, Dios lo exaltó como Príncipe y Salvador, para dar a Israel arrepentimiento y perdón de pecados.

―¿Darás tú la vida por mí? ¡De veras te aseguro que, antes de que cante el gallo, me negarás tres veces!

―Marta, Marta —le contestó Jesús—, estás inquieta y preocupada por muchas cosas,

Al verla, el Señor se compadeció de ella y le dijo: ―No llores.

Al momento también Jesús se dio cuenta de que de él había salido poder, así que se volvió hacia la gente y preguntó: ―¿Quién me ha tocado la ropa?

Entonces Pedro se acordó de lo que Jesús había dicho: «Antes de que cante el gallo, me negarás tres veces». Y saliendo de allí, lloró amargamente.

―Te aseguro —le contestó Jesús— que esta misma noche, antes de que cante el gallo, me negarás tres veces.

»¿Cómo podría yo entregarte, Efraín? ¿Cómo podría abandonarte, Israel? ¡Yo no podría entregarte como entregué a Admá! ¡Yo no podría abandonarte como a Zeboyín! Dentro de mí, el corazón me da vuelcos, y se me conmueven las entrañas.

y los envió al Señor a preguntarle: ―¿Eres tú el que ha de venir, o debemos esperar a otro?

―¡Hombre, no sé de qué estás hablando! —replicó Pedro. En el mismo momento en que dijo eso, cantó el gallo.

Y saliendo de allí, lloró amargamente.




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