Jesús contó una parábola a sus discípulos para mostrarles que debían orar siempre, sin desanimarse.
Dedicaos a la oración: perseverad en ella con agradecimiento
Alegraos en la esperanza, mostrad paciencia en el sufrimiento, perseverad en la oración.
orad sin cesar,
No os inquietéis por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presentad vuestras peticiones a Dios y dadle gracias.
Orad en el Espíritu en todo momento, con peticiones y ruegos. Manteneos alerta y perseverad en oración por todos los santos.
Entonces me invocaréis, y vendréis a suplicarme, y yo os escucharé.
Estad siempre vigilantes, y orad para que podáis escapar de todo lo que está por suceder, y presentaros delante del Hijo del hombre».
No nos cansemos de hacer el bien, porque a su debido tiempo cosecharemos si no nos damos por vencidos.
Compadécete, Señor, de mí, porque a ti clamo todo el día.
Atenderá la oración de los desamparados, y no desdeñará sus ruegos.
Por esto, ya que por la misericordia de Dios tenemos este ministerio, no nos desanimamos.
Os manda saludos Epafras, que es uno de vosotros. Este siervo de Cristo Jesús está siempre luchando en oración por vosotros, para que, plenamente convencidos, os mantengáis firmes, cumpliendo en todo la voluntad de Dios.
»Al sentir que se me iba la vida, me acordé del Señor, y mi oración llegó hasta ti, hasta tu santo templo.
porque escuchas la oración. A ti acude todo mortal,
Pero de una cosa estoy seguro: he de ver la bondad del Señor en esta tierra de los vivos.
pero los que confían en el Señor renovarán sus fuerzas; volarán como las águilas: correrán y no se fatigarán, caminarán y no se cansarán.
ni tampoco lo dejéis descansar, hasta que establezca a Jerusalén y la convierta en la alabanza de la tierra.
Como Ana estuvo orando largo rato ante el Señor, Elí se fijó en su boca.
Porque todo el que pide recibe; el que busca encuentra; y al que llama, se le abre.