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Referencias Cruzadas

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Lucas 16:9

Biblia Nueva Versión Internacional 2017

Por eso os digo que os valgáis de las riquezas mundanas para ganar amigos, a fin de que cuando estas se acaben haya quienes os reciban en las viviendas eternas.

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28 Referencias Cruzadas  

―Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes y dáselo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo. Luego ven y sígueme.

»Nadie puede servir a dos señores, pues menospreciará a uno y amará al otro, o querrá mucho a uno y despreciará al otro. No se puede servir a la vez a Dios y a las riquezas.

Por lo tanto, oh rey, yo te ruego que aceptes el consejo que te voy a dar: Renuncia a tus pecados y actúa con justicia; renuncia a tu maldad y sé bondadoso con los oprimidos. Tal vez entonces tu prosperidad vuelva a ser la de antes».

Por eso, si no habéis sido honrados en el uso de las riquezas mundanas, ¿quién os confiará las verdaderas?

Servir al pobre es hacerle un préstamo al Señor; Dios pagará esas buenas acciones.

Entonces serás dichoso, pues aunque ellos no tienen con qué recompensarte, serás recompensado en la resurrección de los justos.

Vended vuestros bienes y dad a los pobres. Proveeros de bolsas que no se desgasten; acumulad un tesoro inagotable en el cielo, donde no hay ladrón que aceche ni polilla que destruya.

Dad más bien a los pobres de lo que está dentro, y así tendréis todo limpio.

Pues los sufrimientos ligeros y efímeros que ahora padecemos producen una gloria eterna que vale muchísimo más que todo sufrimiento.

»Ningún sirviente puede servir a dos patrones. Menospreciará a uno y amará al otro, o querrá mucho a uno y despreciará al otro. No podéis servir a la vez a Dios y a las riquezas».

y me dijo: “Cornelio, Dios ha oído tu oración y se ha acordado de tus obras de beneficencia.

»No acumuléis para vosotros tesoros en la tierra, donde la polilla y el óxido destruyen, y donde los ladrones se meten a robar.

―¿Qué quieres, Señor? —le preguntó Cornelio, mirándolo fijamente y con mucho miedo. ―Dios ha recibido tus oraciones y tus obras de beneficencia como una ofrenda —le contestó el ángel—.

Lanza tu pan sobre el agua; después de algún tiempo volverás a encontrarlo.

¿Acaso has podido verlas? ¡No existen! Es como si les salieran alas, pues se van volando como las águilas.

Mi litigio no será eterno, ni estaré siempre enojado, porque ante mí desfallecerían todos los seres vivientes que he creado.

Podrán desfallecer mi cuerpo y mi espíritu, pero Dios fortalece mi corazón; él es mi herencia eterna.

Tengo que asegurarme de que, cuando me echen de la administración, haya gente que me reciba en su casa. ¡Ya sé lo que voy a hacer!”

La corona del sabio es su sabiduría; la de los necios, su necedad.




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