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Referencias Cruzadas

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Lucas 16:3

Biblia Nueva Versión Internacional 2017

El administrador reflexionó: “¿Qué voy a hacer ahora que mi patrón va a quitarme del puesto? No tengo fuerzas para cavar, y me da vergüenza pedir limosna.

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26 Referencias Cruzadas  

Nos hemos enterado de que entre vosotros hay algunos que andan haciendo el vago, sin trabajar en nada, y que solo se meten en lo que no les importa.

Junto a la puerta llamada Hermosa había un hombre lisiado de nacimiento, al que todos los días dejaban allí para que pidiera limosna a los que entraban en el templo.

Sus vecinos y los que lo habían visto pedir limosna decían: «¿No es este el que se sienta a mendigar?»

Durante algún tiempo él se negó, pero por fin concluyó: “Aunque no temo a Dios ni tengo consideración por nadie,

»Resulta que murió el mendigo, y los ángeles se lo llevaron para que estuviera al lado de Abraham. También murió el rico, y lo sepultaron.

A la puerta de su casa se tendía un mendigo llamado Lázaro, que estaba cubierto de llagas

Así que se puso a pensar: “¿Qué voy a hacer? No tengo dónde almacenar mi cosecha”.

Después llegaron a Jericó. Más tarde, salió Jesús de la ciudad acompañado de sus discípulos y de una gran multitud. Un mendigo ciego llamado Bartimeo (el hijo de Timeo) estaba sentado junto al camino.

¿Qué haréis vosotros en los días de fiesta, o en las peregrinaciones en honor del Señor?

Los profetas profieren mentiras, los sacerdotes gobiernan a su antojo, ¡y mi pueblo tan campante! Pero ¿qué vais a hacer vosotros cuando todo haya terminado?

¿Qué vais a hacer cuando debáis rendir cuentas, cuando llegue desde lejos la tormenta? ¿A quién acudiréis en busca de ayuda? ¿En dónde dejaréis vuestras riquezas?

Quien consiente a su criado cuando este es niño al final habrá de lamentarlo.

El perezoso no labra la tierra en otoño; en tiempo de cosecha buscará y no hallará.

La pereza conduce al sueño profundo; el holgazán pasará hambre.

El que es negligente en su trabajo confraterniza con el que es destructivo.

El camino del perezoso está plagado de espinas, pero la senda del justo es como una calzada.

El perezoso ambiciona, y nada consigue; el diligente ve cumplidos sus deseos.

Cuando entró Amán, el rey le preguntó: ―¿Cómo se debe tratar al hombre a quien el rey desea honrar? Entonces Amán dijo para sí: «¿A quién va a querer honrar el rey sino a mí?»

Levántate y entra en la ciudad, que allí se te dirá lo que tienes que hacer.

»Al atardecer, el dueño del viñedo ordenó a su capataz: “Llama a los obreros y págales su jornal, comenzando por los últimos contratados hasta llegar a los primeros”.

Así que lo mandó llamar y le dijo: “¿Qué es esto que me dicen de ti? Rinde cuentas de tu administración, porque ya no puedes seguir en tu puesto”.

Tengo que asegurarme de que, cuando me echen de la administración, haya gente que me reciba en su casa. ¡Ya sé lo que voy a hacer!”




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