“Señor —le dijo luego el siervo—, ya hice lo que me mandaste, pero todavía sobra sitio”.
En el hogar de mi Padre hay muchas viviendas; si no fuera así, ya os lo habría dicho. Voy a prepararos un lugar.
Él es el sacrificio por el perdón de nuestros pecados, y no solo por los nuestros, sino por los de todo el mundo.
Toda la plenitud de la divinidad habita en forma corporal en Cristo;
Aunque soy el más insignificante de todos los santos, recibí esta gracia de predicar a las naciones las incalculables riquezas de Cristo,
así tú, Israel, espera al Señor. Porque en él hay amor inagotable; en él hay plena redención.
El Señor hace justicia y defiende a todos los oprimidos.
El siervo regresó e informó de esto a su señor. Entonces el dueño de la casa se enojó y mandó a su siervo: “Sal de prisa por las plazas y los callejones del pueblo, y trae acá a los pobres, a los inválidos, a los cojos y a los ciegos”.
Entonces el señor le respondió: “Ve por los caminos y las veredas, y oblígalos a entrar para que se llene mi casa.