Así como Jonás fue una señal para los habitantes de Nínive, también lo será el Hijo del hombre para esta generación.
El Señor, por su parte, dispuso un enorme pez para que se tragara a Jonás, quien pasó tres días y tres noches en su vientre.
Entonces el Señor dio una orden y el pez vomitó a Jonás en tierra firme.
Ezequiel os servirá de señal, y haréis lo mismo que él hizo. Cuando esto suceda, sabréis que yo soy el Señor omnipotente”.
La palabra del Señor vino a Jonás hijo de Amitay: