―Dichosos más bien —contestó Jesús— los que oyen la palabra de Dios y la obedecen.
Pero él les contestó: ―Mi madre y mis hermanos son los que oyen la palabra de Dios y la ponen en práctica.
¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor! Dichoso el que teme al Señor, el que halla gran deleite en sus mandamientos.
¿Entendéis esto? Dichosos seréis si lo ponéis en práctica.
Dichosos todos los que temen al Señor, los que van por sus caminos.
»Dichosos los que lavan sus ropas para tener derecho al árbol de la vida y para poder entrar por las puertas de la ciudad.
»Y ahora, hijos míos, escuchadme: dichosos los que van por mis caminos.
El que cumple el mandamiento cumple consigo mismo; el que descuida su conducta morirá.
Dichoso el que lee y dichosos los que escuchan las palabras de este mensaje profético y hacen caso de lo que aquí está escrito, porque el tiempo de su cumplimiento está cerca.