Al llegar, entró en casa de Zacarías y saludó a Elisabet.
En tiempos de Herodes, rey de Judea, hubo un sacerdote llamado Zacarías, miembro del grupo de Abías. Su esposa Elisabet también era descendiente de Aarón.
A los pocos, días María emprendió viaje y se fue de prisa a un pueblo en la región montañosa de Judea.
Tan pronto como Elisabet oyó el saludo de María, la criatura saltó en su vientre. Entonces Elisabet, llena del Espíritu Santo,
¡Que se alegren tu padre y tu madre! ¡Que se regocije la que te dio la vida!