Acerquémonos, pues, a Dios con corazón sincero y con la plena seguridad que da la fe, interiormente purificados de una conciencia culpable y exteriormente lavados con agua pura.
Y eso erais algunos de vosotros. Pero ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesucristo y por el Espíritu de nuestro Dios.
―Supongamos ahora —prosiguió Hageo— que una persona inmunda por el contacto de un cadáver toca cualquiera de estas cosas; ¿también ellas quedarán inmundas? ―¡Sí! —contestaron los sacerdotes.
»De los animales de cuatro patas, tendréis por impuro a todo el que se apoya sobre sus plantas. Cualquiera que toque su cadáver quedará impuro hasta el anochecer,
Estos son los animales que consideraréis impuros entre los que se arrastran. Todo el que toque el cadáver de esos animales quedará impuro hasta el anochecer.
»Cuando el cadáver de algún animal impuro toque algún objeto de madera, o ropa, o piel, o un saco o cualquier utensilio de uso cotidiano, tal objeto quedará impuro. Deberá lavarse con agua, y quedará impuro hasta el anochecer. Entonces volverá a ser puro.
Quien coma carne de ese cadáver se lavará la ropa y quedará impuro hasta el anochecer. Quien lo recoja se lavará la ropa y quedará impuro hasta el anochecer.