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Referencias Cruzadas

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Levítico 10:3

Biblia Nueva Versión Internacional 2017

Moisés le dijo a Aarón: «De esto hablaba el Señor cuando dijo: »“Entre los que se acercan a mí manifestaré mi santidad, y ante todo el pueblo manifestaré mi gloria”». Y Aarón guardó silencio.

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46 Referencias Cruzadas  

Hasta los sacerdotes que se acercan a mí deben consagrarse; de lo contrario, yo arremeteré contra ellos.

Me dijo: «Israel, tú eres mi siervo; en ti seré glorificado».

Deben ser santos para su Dios y no profanar su nombre. Son ellos los que presentan al Señor las ofrendas por fuego, que son como el pan de su Dios. Por eso deben ser santos.

El Señor les dijo a Moisés y a Aarón: «Por no haber confiado en mí, ni haber reconocido mi santidad en presencia de los israelitas, no seréis vosotros los que llevéis a esta comunidad a la tierra que les he dado».

»Por lo tanto —dice el Señor—, de ninguna manera permitiré que tus parientes me sirvan, aun cuando yo había prometido que toda tu familia, tanto tus antepasados como tus descendientes, me servirían siempre. Yo, el Señor, Dios de Israel, lo afirmo. Yo honro a los que me honran, y humillo a los que me desprecian.

Esto será así porque, a la vista de todos los israelitas, vosotros dos me fuisteis infieles en las aguas de Meribá Cades; en el desierto de Zin no honrasteis mi santidad.

Vosotros, que transportáis los utensilios del Señor, ¡poneos en marcha, salid de allí! ¡Salid de en medio de ella, purificaos! ¡No toquéis nada impuro!

Dios es muy temido en la asamblea de los santos; grande y portentoso sobre cuantos lo rodean.

y los habitantes de Bet Semes dijeron: «El Señor es un Dios santo. ¿Quién podrá presentarse ante él? ¿Y a dónde podremos enviar el arca para que no se quede entre nosotros?»

Ningún descendiente del sacerdote Aarón que tenga algún defecto podrá acercarse a presentar al Señor las ofrendas por fuego. No podrá acercarse para presentarle a su Dios la ofrenda de pan, por tener un defecto.

Así que siete días con sus noches os quedaréis a la entrada de la Tienda de reunión, cumpliendo con lo que el Señor ha prescrito, para que no muráis. Así me lo ha mandado el Señor».

Cuando yo os saque y os reúna de todas las naciones y pueblos donde estéis esparcidos, en presencia de las naciones os recibiré como incienso agradable y os manifestaré mi santidad.

»Los sacerdotes cumplirán con mis instrucciones, y así no pecarán ni sufrirán la muerte por haber profanado las ofrendas. Yo soy el Señor, que santifico a los sacerdotes.

que le dijera a Aarón: «Ninguno de tus descendientes que tenga defecto físico deberá acercarse jamás a su Dios para presentarle la ofrenda de pan.

para que no profane su descendencia entre su pueblo. Yo soy el Señor, que lo santifica».

Considéralo santo, porque él ofrece el pan de tu Dios. Santo será para ti, porque santo soy yo, el Señor, que os santifico a vosotros.

El hombre me dijo: «Las habitaciones del norte y del sur, que están frente al patio, son las habitaciones sagradas. Allí es donde los sacerdotes que se acercan al Señor comerán las ofrendas más sagradas. Allí colocarán la ofrenda de cereal, la ofrenda por el pecado y la ofrenda por la culpa, porque el lugar es santo.

»He guardado silencio; no he abierto la boca, pues tú eres quien actúa.

Porque es tiempo de que el juicio comience por la familia de Dios; y, si comienza por nosotros, ¡cuál no será el fin de los que se rebelan contra el evangelio de Dios!

»El que quiere a su padre o a su madre más que a mí no es digno de mí; el que quiere a su hijo o a su hija más que a mí no es digno de mí;

Adviértele que así dice el Señor omnipotente: »“Aquí estoy, Sidón, para acusarte y para ser glorificado en ti. Cuando traiga sobre ti un justo castigo, y manifieste sobre ti mi santidad, se sabrá que yo soy el Señor.

Job le respondió: ―Mujer, hablas como una necia. Si de Dios sabemos recibir lo bueno, ¿no sabremos recibir también lo malo? A pesar de todo esto, Job no pecó ni de palabra.

¡Padre, glorifica tu nombre!» Se oyó entonces, desde el cielo, una voz que decía: «Ya lo he glorificado, y volveré a glorificarlo».

Samuel se lo refirió todo, sin ocultarle nada, y Elí dijo: ―Él es el Señor; que haga lo que mejor le parezca.

Yo, por mi parte, endureceré el corazón del faraón para que él os persiga. Voy a cubrirme de gloria, a costa del faraón y de todo su ejército. ¡Y los egipcios sabrán que yo soy el Señor!» Así lo hicieron los israelitas.

¡Lejos de ti el hacer tal cosa! ¿Matar al justo junto con el malvado, y que ambos sean tratados de la misma manera? ¡Jamás hagas tal cosa! Tú, que eres el Juez de toda la tierra, ¿no harás justicia?

el día en que venga para ser glorificado por medio de sus santos y admirado por todos los que hayan creído, entre los cuales estáis vosotros porque creísteis el testimonio que os dimos.

Cualquier cosa que pidáis en mi nombre, yo la haré; así será glorificado el Padre en el Hijo.

Mi cuerpo se estremece por el temor que me inspiras; siento reverencia por tus leyes.

«Quedaos quietos, reconoced que yo soy Dios. ¡Yo seré exaltado entre las naciones! ¡Yo seré enaltecido en la tierra!»

―El mensaje del Señor que tú me has traído es bueno —respondió Ezequías. Y es que pensaba: «Al menos, mientras yo viva habrá paz y seguridad».

Yo voy a endurecer el corazón de los egipcios, para que os persigan. ¡Voy a cubrirme de gloria a costa del faraón y de su ejército, y de sus carros y jinetes!

»Unge a Aarón y a sus hijos, y conságralos para que me sirvan como sacerdotes.

y les respondió a Coré y a todo su grupo: ―Mañana el Señor dirá quién es quién. Será él quien declare quién es su escogido, y hará que se le acerque.

¡Él ha dado poder a su pueblo! ¡A él sea la alabanza de todos sus fieles, de los hijos de Israel, su pueblo cercano! ¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor!

En los últimos días atacarás a mi pueblo Israel, y como un nubarrón cubrirás el país. Yo haré que tú, Gog, vengas contra mi tierra, para que las naciones me conozcan y para que, por medio de ti, mi santidad se manifieste ante todos ellos.

mientras que la sala que da al norte es para los sacerdotes encargados del servicio en el altar. Estos son los hijos de Sadoc, y son los únicos levitas que pueden acercarse al Señor para servirle».

El Señor le respondió: ―Baja y dile a Aarón que suba contigo. Pero ni los sacerdotes ni el pueblo deben intentar subir adonde estoy, pues, de lo contrario, yo arremeteré contra ellos.

Ya no me castigues, que los golpes de tu mano me aniquilan.

Dignos de confianza son, Señor, tus estatutos; ¡la santidad es para siempre el adorno de tu casa!




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