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Referencias Cruzadas

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Jueces 4:3

Biblia Nueva Versión Internacional 2017

Los israelitas clamaron al Señor porque Jabín tenía novecientos carros de hierro y, durante veinte años, había oprimido cruelmente a los israelitas.

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19 Referencias Cruzadas  

El Señor estaba con los hombres de Judá. Estos tomaron posesión de la región montañosa, pero no pudieron expulsar a los que vivían en las llanuras, porque esa gente contaba con carros de hierro.

Sus enemigos los oprimieron, los sometieron a su poder.

Pero clamaron al Señor, y él hizo que surgiera un libertador, Otoniel hijo de Quenaz, hermano menor de Caleb. Y Otoniel liberó a los israelitas.

Si Dios los castigaba, entonces lo buscaban, y con ansias se volvían de nuevo a él.

Invócame en el día de la angustia; yo te libraré y tú me honrarás».

y le dijeron a Samuel: «No dejes de clamar al Señor por nosotros, para que nos salve del poder de los filisteos».

Entonces se deshicieron de los dioses extranjeros que había entre ellos y sirvieron al Señor. Y el Señor no pudo soportar más el sufrimiento de Israel.

Cuando escogieron nuevos dioses, llegó la guerra a las puertas de la ciudad, pero no se veía ni un escudo ni una lanza entre cuarenta mil hombres de Israel.

Los israelitas volvieron a clamar al Señor, y el Señor les levantó un libertador: Aod, el hijo de Guerá, de la tribu de Benjamín, quien era zurdo. Por medio de él los israelitas enviaron tributo a Eglón, rey de Moab.

Los descendientes de José replicaron: ―La región montañosa nos queda muy pequeña, y los cananeos que viven en el llano poseen carros de hierro, tanto los de Betsán y sus poblaciones como los del valle de Jezrel.

Un pueblo desconocido se comerá los frutos de tu tierra y todo el producto de tu trabajo; para ti solo habrá opresión y malos tratos cada día.

En pleno día andarás a tientas, como ciego en la oscuridad. Fracasarás en todo lo que hagas; día tras día serás oprimido; te robarán y no habrá nadie que te socorra.

En aquel tiempo gobernaba a Israel una profetisa llamada Débora, que era esposa de Lapidot.

Sísara reunió sus novecientos carros de hierro, y a todos sus soldados, desde Jaroset Goyim hasta el arroyo Quisón.

Mucho tiempo después murió el rey de Egipto. Los israelitas, sin embargo, seguían lamentando su condición de esclavos y clamaban pidiendo ayuda. Sus gritos desesperados llegaron a oídos de Dios,

Era tal la miseria de los israelitas por causa de los madianitas que clamaron al Señor pidiendo ayuda.

Entonces los israelitas clamaron al Señor: ―¡Hemos pecado contra ti, al abandonar a nuestro Dios y adorar a los ídolos de Baal!




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