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Referencias Cruzadas

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Juan 8:48

Biblia Nueva Versión Internacional 2017

―¿No tenemos razón al decir que eres un samaritano, y que estás endemoniado? —replicaron los judíos.

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18 Referencias Cruzadas  

―Estás endemoniado —contestó la multitud—. ¿Quién quiere matarte?

―¡Ahora estamos convencidos de que estás endemoniado! —exclamaron los judíos—. Abraham murió, y también los profetas, pero tú sales diciendo que, si alguno guarda tu palabra, nunca morirá.

Muchos de ellos decían: «Está endemoniado y loco de remate. ¿Para qué hacerle caso?»

Pero, como los judíos no se tratan con los samaritanos, la mujer le respondió: ―¿Cómo se te ocurre pedirme agua, si tú eres judío y yo soy samaritana?

¡Hipócritas! Tenía razón Isaías cuando profetizó acerca de vosotros:

Pero, al oírlo los fariseos, dijeron: «Este no expulsa a los demonios sino por medio de Beelzebú, príncipe de los demonios».

Basta con que el discípulo sea como su maestro, y el siervo como su amo. Si al jefe de la casa lo han llamado Beelzebú, ¡cuánto más a los de su familia!

Jesús envió a estos doce con las siguientes instrucciones: «No vayáis entre los gentiles ni entréis en ningún pueblo de los samaritanos.

¿Tú crees que hay un solo Dios? ¡Magnífico! También los demonios lo creen, y tiemblan.

Porque ni siquiera Cristo se agradó a sí mismo, sino que, como está escrito: «Sobre mí han recaído los insultos de tus detractores».

Vosotros me llamáis Maestro y Señor, y decís bien, porque lo soy.

Despreciado y rechazado por los hombres, varón de dolores, hecho para el sufrimiento. Todos evitaban mirarlo; fue despreciado, y no lo estimamos.

Así dice el Señor, el Redentor y Santo de Israel, al despreciado y aborrecido por las naciones, al siervo de los gobernantes: «Los reyes te verán y se pondrán de pie, los príncipes te verán y se inclinarán, por causa del Señor, el Santo de Israel, que es fiel y te ha escogido».

Por lo tanto, salgamos a su encuentro fuera del campamento, llevando la deshonra que él llevó,

Por eso os digo que a todos se les podrá perdonar todo pecado y toda blasfemia, pero la blasfemia contra el Espíritu no se le perdonará a nadie.

»Porque vino Juan, que no comía ni bebía, y dicen: “Tiene un demonio”.

Este es el testimonio de Juan cuando los judíos de Jerusalén enviaron sacerdotes y levitas a preguntarle quién era.

Comentaban, por tanto, los judíos: «¿Acaso piensa suicidarse? ¿Será por eso que dice: “Adonde yo voy, vosotros no podéis ir”?»




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