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Referencias Cruzadas

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Juan 8:29

Biblia Nueva Versión Internacional 2017

El que me envió está conmigo; no me ha dejado solo, porque siempre hago lo que le agrada.

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25 Referencias Cruzadas  

Porque he bajado del cielo no para hacer mi voluntad, sino la del que me envió.

Mirad que la hora viene, y ya está aquí, en que seréis dispersados, y cada uno se irá a su propia casa y a mí me dejaréis solo. Sin embargo, solo no estoy, porque el Padre está conmigo.

―Mi alimento es hacer la voluntad del que me envió y terminar su obra —les dijo Jesús—.

Si obedecéis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor, así como yo he obedecido los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.

Yo no puedo hacer nada por mi propia cuenta; juzgo solo según lo que oigo, y mi juicio es justo, pues no busco hacer mi propia voluntad, sino cumplir la voluntad del que me envió.

»Este es mi siervo, a quien sostengo, mi escogido, en quien me deleito; sobre él he puesto mi Espíritu, y llevará justicia a las naciones.

Y, si lo hago, mis juicios son válidos porque no los emito por mi cuenta, sino en unión con el Padre que me envió.

Mis queridos hijos, os escribo estas cosas para que no pequéis. Pero, si alguno peca, tenemos ante el Padre a un intercesor, a Jesucristo, el Justo.

Pero el Señor estuvo a mi lado y me dio fuerzas para que por medio de mí se llevara a cabo la predicación del mensaje y lo oyeran todos los paganos. Y fui librado de la boca del león.

pero el mundo tiene que saber que amo al Padre, y que hago exactamente lo que él me ha ordenado que haga. »¡Levantaos, vámonos de aquí!

Yo te he glorificado en la tierra, y he llevado a cabo la obra que me encomendaste.

Mientras estaba aún hablando, apareció una nube luminosa que los envolvió, de la cual salió una voz que dijo: «Este es mi Hijo amado; estoy muy complacido con él. ¡Escuchadle!»

Y, he aquí, una voz del cielo decía: «Este es mi Hijo amado; estoy muy complacido con él».

«Yo, el Señor, te he llamado en justicia; te he tomado de la mano. Yo te formé, yo te constituí como pacto para el pueblo, como luz para las naciones,

Porque no tenemos un sumo sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que ha sido tentado en todo de la misma manera que nosotros, aunque sin pecado.

Le agradó al Señor, por amor a su justicia, hacer su ley grande y gloriosa.

Nos convenía tener un sumo sacerdote así: santo, irreprochable, puro, apartado de los pecadores y exaltado sobre los cielos.

El Señor esté con tu espíritu. Que la gracia sea con vosotros.

―Hagámoslo como te digo, pues nos conviene cumplir con lo que es justo —le contestó Jesús. Entonces Juan consintió.

y recibimos todo lo que le pedimos porque obedecemos sus mandamientos y hacemos lo que le agrada.




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