Entonces se incorporó Jesús y le preguntó: ―Mujer, ¿dónde están? ¿Ya nadie te condena?
Y, como ellos lo acosaran con preguntas, Jesús se incorporó y les dijo: ―Aquel de vosotros que esté libre de pecado, que tire la primera piedra.
Al oír esto, se fueron retirando uno tras otro, comenzando por los más viejos, hasta dejar a Jesús solo con la mujer, que aún seguía allí.