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Referencias Cruzadas

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Juan 7:37

Biblia Nueva Versión Internacional 2017

En el último día, el más solemne de la fiesta, Jesús se puso de pie y exclamó: ―¡Si alguno tiene sed, que venga a mí y beba!

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50 Referencias Cruzadas  

»¡Venid a las aguas todos los que tengáis sed! ¡Venid a comprar y a comer los que no tengáis dinero! Venid, comprad vino y leche sin pago alguno.

pero el que beba del agua que yo le daré no volverá a tener sed jamás, sino que dentro de él esa agua se convertirá en un manantial del que brotará vida eterna.

―Yo soy el pan de vida —declaró Jesús—. El que a mí viene nunca pasará hambre, y el que en mí cree nunca más volverá a tener sed.

Con alegría sacaréis agua de las fuentes de la salvación.

El Espíritu y la novia dicen: «¡Ven!»; y el que escuche diga: «¡Ven!» El que tenga sed, venga; y el que quiera, tome gratuitamente del agua de la vida.

que regaré con agua la tierra sedienta y con arroyos el suelo seco; derramaré mi Espíritu sobre tu descendencia y mi bendición sobre tus vástagos,

―Si supieras lo que Dios puede dar, y conocieras al que te está pidiendo agua —contestó Jesús—, tú le habrías pedido a él, y él te habría dado agua que da vida.

También me dijo: «Ya todo está hecho. Yo soy el Alfa y la Omega, el Principio y el Fin. Al que tenga sed le daré a beber gratuitamente de la fuente del agua de la vida.

Tengo sed de Dios, del Dios de la vida. ¿Cuándo podré presentarme ante Dios?

Oh Dios, tú eres mi Dios; yo te busco intensamente. Mi alma tiene sed de ti; todo mi ser te anhela, cual tierra seca, extenuada y sedienta.

Hacia ti extiendo las manos; me haces falta, como el agua a la tierra seca. Selah

Luego el ángel me mostró un río de agua de vida, claro como el cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero,

Todos fuimos bautizados por un solo Espíritu para constituir un solo cuerpo —ya seamos judíos o gentiles, esclavos o libres—, y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu.

Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida.

»Venid a mí todos vosotros que estáis cansados y agobiados, y yo os daré descanso.

»El octavo día celebrarás una fiesta solemne, y nadie realizará ningún tipo de trabajo.

No podéis beber de la copa del Señor y también de la copa de los demonios; no podéis participar de la mesa del Señor y también de la mesa de los demonios.

y tomaron la misma bebida espiritual, pues bebían de la roca espiritual que los acompañaba, y la roca era Cristo.

»¡Grita con toda tu fuerza, no te reprimas! Alza tu voz como trompeta. Denuncia a mi pueblo sus rebeldías; sus pecados, a los descendientes de Jacob.

Durante siete días le presentaréis al Señor ofrendas por fuego. Al octavo día celebraréis una fiesta solemne en honor al Señor y volveréis a presentarle ofrendas por fuego. Es una fiesta solemne; ese día no haréis ningún trabajo.

No os emborrachéis con vino, que lleva al desenfreno. Al contrario, sed llenos del Espíritu.

De la misma manera, después de cenar, tomó la copa y dijo: «Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre; haced esto, cada vez que bebáis de ella, en memoria de mí».

―Yo soy el camino, la verdad y la vida —le contestó Jesús—. Nadie llega al Padre sino por mí.

Todos los que el Padre me da vendrán a mí; y al que a mí viene, no lo rechazo.

Sin embargo, no queréis venir a mí para tener esa vida.

―Yo soy la voz del que grita en el desierto: “Enderezad el camino del Señor” —respondió Juan, con las palabras del profeta Isaías.

El Señor Todopoderoso los protegerá, y ellos destruirán por completo los proyectiles de la honda. Beberán y reirán como embriagados de vino; se llenarán como un tazón de libaciones, como los cuernos del altar.

Tribu y asamblea de la ciudad, escuchad la voz del Señor, que os convoca, pues es de sabios temer su nombre.

Señor, fuerza y fortaleza mía, mi refugio en el día de la angustia: desde los confines de la tierra vendrán a ti las naciones, y dirán: «Solo mentira heredaron nuestros antepasados; heredaron lo absurdo, lo que no sirve para nada.

«Ve y proclama a oídos de Jerusalén que así dice el Señor: »“Recuerdo el amor de tu juventud, tu cariño de novia, cuando me seguías por el desierto, por tierras no cultivadas.

Prestad atención y venid a mí, escuchadme y viviréis. Haré con vosotros un pacto eterno, conforme a mi constante amor por David.

Una voz dice: «Proclama». «¿Y qué voy a proclamar?», respondo yo. «Que todo mortal es como la hierba, y toda su gloria como la flor del campo.

Todos los días, desde el primero hasta el último, se leyó el libro de la ley de Dios. Celebraron la fiesta durante siete días, y en el día octavo hubo una asamblea solemne, según lo ordenado.

»A partir del día quince del mes séptimo, después de que hayáis recogido los frutos de la tierra, celebraréis durante siete días la fiesta del Señor. El primer día y el octavo serán de descanso especial.

Por eso Jesús, que seguía enseñando en el templo, exclamó: ―¡Con que me conocéis y sabéis de dónde vengo! No he venido por mi propia cuenta, sino que me envió uno que es digno de confianza. Vosotros no lo conocéis,

Hablad con cariño a Jerusalén, y anunciadle que ya ha cumplido su tiempo de servicio, que ya ha pagado por su iniquidad, que ya ha recibido de la mano del Señor el doble por todos sus pecados.

He entrado ya en mi jardín, hermana y novia mía, y en él recojo mirra y bálsamo; allí me sacio del panal y de su miel; allí bebo mi vino y mi leche. ¡Comed y bebed, amigos, y embriagaos de amor!

Junto a las puertas que dan a la ciudad, a la entrada misma, grita fuertemente:

Juan era aquel de quien había escrito el profeta Isaías: «Voz de uno que grita en el desierto: “Preparad el camino para el Señor, haced derechas sus sendas”».

Envió a sus doncellas, y ahora clama desde lo más alto de la ciudad.

¿Acaso no está llamando la sabiduría? ¿No está elevando su voz la inteligencia?

Clama la sabiduría en las calles; en los lugares públicos levanta su voz.

A los que me aman, les correspondo; a los que me buscan, me doy a conocer.

Por donde corra este río, todo ser viviente que en él se mueva vivirá. Habrá peces en abundancia porque el agua de este río será saneada, y todo lo que se mueva en sus aguas vivirá.

Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados.

―Señor, ni siquiera tienes con qué sacar agua, y el pozo es muy hondo; ¿de dónde, pues, vas a sacar esa agua que da vida?




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