En ese momento entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; y vio y creyó.
Así que los otros discípulos le dijeron: ―¡Hemos visto al Señor! ―Mientras no vea yo la marca de los clavos en sus manos, y meta mi dedo en las marcas y mi mano en su costado, no lo creeré —repuso Tomás.
Ambos fueron corriendo, pero, como el otro discípulo corría más deprisa que Pedro, llegó primero al sepulcro.
―Porque me has visto, has creído —le dijo Jesús—; dichosos los que no han visto y sin embargo creen.
―¿Lo crees porque te dije que te vi cuando estabas debajo de la higuera? ¡Vas a ver aun cosas más grandes que estas! Y añadió:
Abraham le dijo: “Si no hacen caso a Moisés y a los profetas, tampoco se convencerán aunque alguien se levante de entre los muertos”».