Mientras Pilato estaba sentado en el tribunal, su esposa le envió el siguiente recado: «No te metas con ese justo, pues, por causa de él, hoy he sufrido mucho en un sueño».
»Yo os retuve la lluvia cuando aún faltaban tres meses para la cosecha. En una ciudad hacía llover, pero en otra, no; una parcela recibía lluvia, mientras que otra, no, y se secó.
»¿Quién te asustó, quién te metió miedo, que me has engañado? No te acordaste de mí, ni me tuviste en cuenta. ¿Será que no me temes porque guardé silencio tanto tiempo?
Si en alguna provincia ves que se oprime al pobre, y que a la gente se le niega un juicio justo, no te asombres de tales cosas; porque a un alto oficial lo vigila otro más alto, y por encima de ellos hay otros altos oficiales.
El rey Sedequías respondió: ―Yo tengo terror a los judíos que se pasaron al bando de los babilonios, pues me pueden entregar en sus manos para que me torturen.
Muchos de los judíos lo leyeron, porque el sitio en que crucificaron a Jesús estaba cerca de la ciudad. El letrero estaba escrito en arameo, latín y griego.