Esto sucedió para que se cumpliera lo que había dicho: «De los que me diste ninguno se perdió».
Mientras estaba con ellos, los protegía y los preservaba mediante el nombre que me diste, y ninguno se perdió sino aquel que nació para perderse, a fin de que se cumpliera la Escritura.
Y esta es la voluntad del que me envió: que no pierda nada de lo que él me ha dado, sino que lo resucite en el día final.
―Ya os dije que yo soy. Si es a mí a quien buscáis, dejad que estos se vayan.