Al contrario, como os he dicho estas cosas, os habéis entristecido mucho.
»No os angustiéis. Confiad en Dios, confiad también en mí.
―¿Qué venís discutiendo por el camino? —les preguntó. Se detuvieron, cabizbajos;
Cuando terminó de orar y volvió a los discípulos, los encontró dormidos, agotados por la tristeza.