Vosotros ya conocéis el camino para ir a donde yo voy».
Yo soy la puerta; el que entre por esta puerta, que soy yo, será salvo. Se moverá con entera libertad, y hallará pastos.
Salí del Padre y vine al mundo; ahora dejo de nuevo el mundo y vuelvo al Padre».
En el hogar de mi Padre hay muchas viviendas; si no fuera así, ya os lo habría dicho. Voy a prepararos un lugar.
Sabía Jesús que el Padre había puesto todas las cosas bajo su dominio, y que había salido de Dios y a él volvía;
Porque la voluntad de mi Padre es que todo el que reconozca al Hijo y crea en él tenga vida eterna, y yo lo resucitaré en el día final.
El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rechaza al Hijo no sabrá lo que es esa vida, sino que permanecerá bajo el castigo de Dios».
»Ya me habéis oído deciros: “Me voy, pero vuelvo a vosotros”. Si me amarais, os alegraríais de que vaya al Padre, porque el Padre es más grande que yo.
Quien quiera servirme debe seguirme; y donde yo esté, allí también estará mi siervo. A quien me sirva, mi Padre lo honrará.
¿Acaso no tenía que sufrir el Cristo estas cosas antes de entrar en su gloria?
Y, si me voy y os lo preparo, vendré para llevaros conmigo. Así estaréis donde yo esté.
Dijo entonces Tomás: ―Señor, no sabemos a dónde vas, así que ¿cómo podemos conocer el camino?