―Aquel a quien yo le dé este pedazo de pan que voy a mojar en el plato —le contestó Jesús. Acto seguido, mojó el pedazo de pan y se lo dio a Judas Iscariote, hijo de Simón.
―El que mete la mano conmigo en el plato es el que me va a traicionar —respondió Jesús—.
Pero sabed que la mano del que va a traicionarme está con la mía, sobre la mesa.
En cuanto Judas tomó el pan, salió de allí. Ya era de noche.
Simón el Zelote y Judas Iscariote, el que lo traicionó.
Uno de los doce, el que se llamaba Judas Iscariote, fue a ver a los jefes de los sacerdotes.