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Referencias Cruzadas

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Juan 11:55

Biblia Nueva Versión Internacional 2017

Faltaba poco para la Pascua judía, así que muchos subieron del campo a Jerusalén para su purificación ceremonial antes de la Pascua.

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30 Referencias Cruzadas  

Seis días antes de la Pascua llegó Jesús a Betania, donde vivía Lázaro, a quien Jesús había resucitado.

Faltaba muy poco tiempo para la fiesta judía de la Pascua.

Cuando se aproximaba la Pascua de los judíos, subió Jesús a Jerusalén.

y el Señor le dijo: ―Ve y consagra al pueblo hoy y mañana. Diles que laven sus ropas

Entonces Jacob dijo a su familia y a quienes lo acompañaban: «Deshaceos de todos los dioses extraños que tengáis con vosotros, purificaos y cambiaos de ropa.

Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros. ¡Pecadores, limpiaos las manos! ¡Vosotros los inconstantes, purificad vuestro corazón!

Así que cada uno debe examinarse a sí mismo antes de comer el pan y beber de la copa.

En esto estaba, habiéndome ya purificado, cuando me encontraron en el templo. No me acompañaba ninguna multitud, ni estaba implicado en ningún disturbio.

Luego los judíos llevaron a Jesús de la casa de Caifás al palacio del gobernador romano. Como ya amanecía, los judíos no entraron en el palacio, pues de hacerlo se contaminarían ritualmente y no podrían comer la Pascua.

Estaba cerca la fiesta de la Pascua. Jesús sabía que le había llegado la hora de abandonar este mundo para volver al Padre. Y, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin.

Algún tiempo después, se celebraba una fiesta de los judíos, y subió Jesús a Jerusalén.

Había allí seis tinajas de piedra, de las que usan los judíos en sus ceremonias de purificación. En cada una cabían unos cien litros.

Faltaban solo dos días para la Pascua y para la fiesta de los Panes sin levadura. Los jefes de los sacerdotes y los maestros de la ley buscaban con artimañas cómo arrestar a Jesús para matarlo.

Después de exponer todas estas cosas, Jesús dijo a sus discípulos:

Con manos limpias e inocentes camino, Señor, en torno a tu altar,

Una vez terminado el ciclo de los banquetes, Job se aseguraba de que sus hijos se purificaran. Muy de mañana ofrecía un holocausto por cada uno de ellos, pues pensaba: «Tal vez mis hijos hayan pecado y maldecido en su corazón a Dios». Para Job esta era una costumbre cotidiana.

―Claro que sí. He venido a ofrecerle al Señor un sacrificio. Purificaos y venid conmigo para tomar parte en él. Entonces Samuel purificó a Isaí y a sus hijos, y los invitó al sacrificio.

Pero algunos no pudieron celebrar la Pascua aquel día, pues estaban ritualmente impuros por haber tocado un cadáver. Ese mismo día se acercaron a Moisés y a Aarón,

que les dijera a los israelitas: «Cuando alguno de vosotros o de vuestros descendientes esté ritualmente impuro por haber tocado un cadáver, o se encuentre fuera del país, aun así podrá celebrar la Pascua del Señor.

«Como ya sabéis, faltan dos días para la Pascua, y el Hijo del hombre será entregado para que lo crucifiquen».

Se aproximaba la fiesta de los Panes sin levadura, llamada la Pascua.

Llévatelos, toma parte en sus ritos de purificación y paga los gastos que corresponden al voto de rasurarse la cabeza. Así todos sabrán que no son ciertos esos informes acerca de ti, sino que tú también vives en obediencia a la ley.

Al día siguiente Pablo se llevó a los hombres y se purificó con ellos. Después entró en el templo para dar aviso de la fecha en que vencería el plazo de la purificación y se haría la ofrenda por cada uno de ellos.




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