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Referencias Cruzadas

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Juan 11:51

Biblia Nueva Versión Internacional 2017

Pero esto no lo dijo por su propia cuenta, sino que, como era sumo sacerdote ese año, profetizó que Jesús moriría por la nación judía,

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23 Referencias Cruzadas  

después de las sesenta y dos semanas, se le quitará la vida al príncipe elegido. Este se quedará sin ciudad y sin santuario, porque un futuro gobernante los destruirá. El fin vendrá como una inundación, y la destrucción no cesará hasta que termine la guerra.

Al que no cometió pecado alguno, por nosotros Dios lo trató como pecador, para que en él recibiéramos la justicia de Dios.

David se enteró de que Saúl tramaba su destrucción. Por tanto, le ordenó a Abiatar que le llevara el efod.

Sobre el pectoral para impartir justicia pondrás el urim y el tumim. De esta manera, siempre que Aarón se presente ante el Señor, llevará en el pecho la causa de los israelitas.

Cristo nos rescató de la maldición de la ley al hacerse maldición por nosotros, pues está escrito: «Maldito todo el que es colgado de un madero».

Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada.

así como el Padre me conoce a mí y yo lo conozco a él, y doy mi vida por las ovejas.

así como el Hijo del hombre no vino para que le sirvan, sino para servir y para dar su vida en rescate por muchos.

Por eso consultó al Señor, pero él no le respondió ni en sueños, ni por el urim ni por los profetas.

Cuando Balán alzó la vista y vio a Israel acampando por tribus, el Espíritu del Señor vino sobre él;

Pero el Señor hizo hablar a la burra, y ella le dijo a Balán: ―¿Se puede saber qué te he hecho, para que me hayas pegado tres veces?

Porque Cristo murió por los pecados, una vez por todas, el justo por los injustos, a fin de llevaros a Dios. Él sufrió la muerte en su cuerpo, pero el Espíritu hizo que volviera a la vida.

Él mismo, en su cuerpo, llevó al madero nuestros pecados, para que muramos al pecado y vivamos para la justicia. Por sus heridas habéis sido sanados.

Uno de ellos, llamado Caifás, que ese año era el sumo sacerdote, les dijo: ―¡No sabéis nada en absoluto!

y lo llevaron primeramente a Anás, que era suegro de Caifás, el sumo sacerdote de aquel año.

Él es el sacrificio por el perdón de nuestros pecados, y no solo por los nuestros, sino por los de todo el mundo.




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