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Referencias Cruzadas

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Juan 1:19

Biblia Nueva Versión Internacional 2017

Este es el testimonio de Juan cuando los judíos de Jerusalén enviaron sacerdotes y levitas a preguntarle quién era.

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27 Referencias Cruzadas  

Entonces lo rodearon los judíos y le preguntaron: ―¿Hasta cuándo vas a tenernos en vilo? Si tú eres el Cristo, dínoslo con franqueza.

Pablo les explicó: ―El bautismo de Juan no era más que un bautismo de arrepentimiento. Decía al pueblo que creyera en el que venía después de él, es decir, en Jesús.

Cuando estaba completando su carrera, Juan decía: “¿Quién suponéis que soy? No soy el que vosotros suponéis, sino que después de mí viene uno a quien no soy digno ni siquiera de desatarle las sandalias”.

Entonces los judíos reaccionaron, preguntándole: ―¿Qué señal puedes mostrarnos para actuar de esta manera?

Por eso los judíos le dijeron al que había sido sanado: ―Hoy es sábado; no te está permitido cargar tu camilla.

Los judíos comenzaron a disputar acaloradamente entre sí: «¿Cómo puede este darnos a comer su carne?»

Entonces los judíos comenzaron a murmurar contra él, porque dijo: «Yo soy el pan que bajó del cielo».

»Cuando se trate de una infección de la piel, ten mucho cuidado de seguir las instrucciones de los sacerdotes levitas. Sigue al pie de la letra todo lo que te he mandado.

como testigo para dar testimonio de la luz, a fin de que por medio de él todos creyeran.

―Tardaron cuarenta y seis años en construir este templo, ¿y tú vas a levantarlo en tres días?

El hombre se fue e informó a los judíos que Jesús era quien lo había sanado.

Precisamente por esto los judíos perseguían a Jesús, pues hacía tales cosas en sábado.

Así que los judíos redoblaban sus esfuerzos para matarlo, pues no solo quebrantaba el sábado, sino que incluso llamaba a Dios su propio Padre, con lo que él mismo se hacía igual a Dios.

Algún tiempo después, Jesús andaba por Galilea. No tenía ningún interés en ir a Judea, porque allí los judíos buscaban la oportunidad para matarlo.

Por eso las autoridades judías lo buscaban durante la fiesta, y decían: «¿Dónde se habrá metido?»

Los judíos se admiraban y decían: «¿De dónde sacó este tantos conocimientos sin haber estudiado?»

Comentaban, por tanto, los judíos: «¿Acaso piensa suicidarse? ¿Será por eso que dice: “Adonde yo voy, vosotros no podéis ir”?»

―¿No tenemos razón al decir que eres un samaritano, y que estás endemoniado? —replicaron los judíos.

―¡Ahora estamos convencidos de que estás endemoniado! —exclamaron los judíos—. Abraham murió, y también los profetas, pero tú sales diciendo que, si alguno guarda tu palabra, nunca morirá.

―Ni a los cincuenta años llegas —le dijeron los judíos—, ¿y has visto a Abraham?

Una vez más, los judíos tomaron piedras para arrojárselas,

y muchos judíos habían ido a casa de Marta y de María, a darles el pésame por la muerte de su hermano.

Este es el mensaje que hemos oído de él y que os anunciamos: Dios es luz y en él no hay ninguna oscuridad.




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