Josué hijo de Nun llamó a los sacerdotes y les ordenó: «Cargad el arca del pacto del Señor, y que siete de vosotros lleven trompetas y marchen frente a ella».
Los siete sacerdotes que llevaban las trompetas tomaron la delantera y marcharon delante del arca mientras tocaban sus trompetas. Los hombres armados marchaban delante de ellos, y tras el arca del Señor marchaba la retaguardia. ¡Nunca dejaron de oírse las trompetas!
Cuando Josué terminó de dar las instrucciones al pueblo, los siete sacerdotes marcharon delante del arca del pacto del Señor tocando sus trompetas; y el arca del pacto les seguía.
con la siguiente orden: «Cuando veáis el arca del pacto del Señor vuestro Dios, y a los sacerdotes levitas que la llevan, abandonad vuestros puestos y poneos en marcha detrás de ella.
Cuando todos escuchéis el toque de guerra, el pueblo deberá gritar a gran voz. Entonces los muros de la ciudad se derrumbarán, y cada uno entrará sin impedimento».
Cuando el ejército regresó al campamento, los ancianos de Israel dijeron: «¿Por qué nos ha derrotado hoy el Señor por medio de los filisteos? Traigamos el arca del pacto del Señor, que está en Siló, para que nos acompañe y nos salve del poder de nuestros enemigos».
Finalmente, cruzasteis el río Jordán y llegasteis a Jericó, cuyos habitantes pelearon contra vosotros. Lo mismo hicieron los amorreos, ferezeos, cananeos, hititas, gergeseos, heveos y jebuseos. Pero yo los entregué en vuestras manos.