»”Tiempo después, envié a Moisés y Aarón, y herí con plagas a Egipto hasta que os saqué a vosotros de allí.
Así que disponte a partir. Voy a enviarte al faraón para que saques de Egipto a los israelitas, que son mi pueblo.
Al que hirió a los primogénitos de Egipto; su gran amor perdura para siempre.
Ese mismo día, el Señor sacó de Egipto a los israelitas, escuadrón por escuadrón.
Los israelitas partieron de Ramsés, en dirección a Sucot. Sin contar a las mujeres y a los niños, eran unos seiscientos mil hombres de a pie.
Cuando saqué de ese país a vuestros antepasados, vosotros llegasteis al Mar Rojo y los egipcios os persiguieron con sus carros de guerra y su caballería.
Son ellos quienes hablaron con el faraón, rey egipcio, en cuanto a sacar de Egipto a los israelitas.
Precisamente el día en que se cumplían los cuatrocientos treinta años, todos los escuadrones del Señor salieron de Egipto.
Sacó a su pueblo, a sus escogidos, en medio de gran alegría y de gritos jubilosos.