Abarcaba desde Aroer, que estaba a orillas del arroyo Arnón, con la población ubicada en medio del valle. Incluía también toda la meseta de Medeba hasta Dibón,
»Tú, que habitas en Dibón: desciende de tu lugar de honor y siéntate en el sequedal, porque el destructor de Moab te ataca y destruye tus fortificaciones.
Acuden los de Dibón al templo, a sus altares paganos, para llorar. Moab está gimiendo por Nebo y por Medeba. Rapadas están todas las cabezas, y afeitadas todas las barbas.
Uno de ellos era Sijón, rey de los amorreos, cuyo trono estaba en Hesbón. Este rey gobernaba desde Aroer, ciudad asentada a orillas del arroyo Arnón, hasta el arroyo Jaboc, que era la frontera del territorio de los amonitas. El territorio de Sijón incluía la cuenca del valle y la mitad de Galaad.
y a los rubenitas y a los gaditas les entregué el territorio que se extiende desde Galaad hasta el centro del arroyo Arnón, y hasta el río Jaboc, que marca la frontera de los amonitas.
»Una vez que nos apoderamos de esa tierra, a los rubenitas y a los gaditas les entregué el territorio que está al norte de Aroer y junto al arroyo Arnón, y también la mitad de la región montañosa de Galaad con sus ciudades.
Desde Aroer, que está a la orilla del arroyo Arnón, hasta Galaad, no hubo ciudad que nos ofreciera resistencia; el Señor nuestro Dios nos entregó las ciudades una a una.
La otra media tribu de Manasés, los rubenitas y los gaditas ya habían recibido la herencia que Moisés, siervo del Señor, les había asignado de antemano.
Contrataron treinta y dos mil carros y al rey de Macá con su ejército, que acampó frente a Medeba. Por su parte, los amonitas salieron de sus ciudades y se dispusieron para el combate.
El destructor vendrá contra toda ciudad, y ni una sola de ellas escapará. El valle quedará en ruinas, y la meseta quedará destruida, tal como ha dicho el Señor.