«Pronto Aarón partirá de este mundo, de modo que no entrará en la tierra que les he dado a los israelitas porque vosotros dos no obedecisteis la orden que os di en la fuente de Meribá.
Acab se fue a su casa deprimido y malhumorado porque Nabot el jezrelita le había dicho: «No puedo cederte lo que heredé de mis antepasados». De modo que se acostó de cara a la pared, y no quiso comer.