Entonces Jonás oró al Señor su Dios desde el vientre del pez.
Él me invocará, y yo le responderé; estaré con él en momentos de angustia; lo libraré y lo llenaré de honores.
¡Que me mate! ¡Ya no tengo esperanza! Pero en su propia cara defenderé mi conducta.
Señor, en la angustia te buscaron; apenas si lograban susurrar una oración cuando tú ya los corregías.
Invócame en el día de la angustia; yo te libraré y tú me honrarás».
¿Está afligido alguno entre vosotros? Que ore. ¿Está alguno de buen ánimo? Que cante alabanzas.
Volveré luego a mi morada, hasta que reconozcan su culpa. Buscarán ganarse mi favor; angustiados, me buscarán con ansias».
Beberás agua del arroyo, y yo les ordenaré a los cuervos que te den de comer allí».