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Referencias Cruzadas

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Jonás 1:3

Biblia Nueva Versión Internacional 2017

Jonás se fue, pero en dirección a Tarsis, para huir del Señor. Bajó a Jope, donde encontró un barco que zarpaba rumbo a Tarsis. Pagó su pasaje y se embarcó con los que iban a esa ciudad, huyendo así del Señor.

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35 Referencias Cruzadas  

Mejarcón y Racón, con la región que estaba frente a Jope.

Así Caín se alejó de la presencia del Señor y se fue a vivir a la región llamada Nod, al este del Edén.

Había en Jope una discípula llamada Tabita (que traducido es Dorcas). Esta se esmeraba en hacer buenas obras y en ayudar a los pobres.

Pedro se quedó en Jope bastante tiempo, en casa de un tal Simón, que era curtidor.

Así que oró al Señor de esta manera: ―¡Oh Señor! ¿No era esto lo que yo decía cuando todavía estaba en mi tierra? Por eso me anticipé a huir a Tarsis, pues bien sabía que tú eres un Dios bondadoso y compasivo, lento para la ira y lleno de amor, que cambias de parecer y no destruyes.

Pasad a Tarsis; gemid, habitantes de la costa.

Profecía contra Tiro: ¡Gemid, barcos de Tarsis!, porque destruidas están su casa y su puerto. Desde la tierra de Chipre les ha llegado la noticia.

Elías se asustó y huyó para ponerse a salvo. Cuando llegó a Berseba de Judá, dejó allí a su criado

Ellos sufrirán el castigo de la destrucción eterna, lejos de la presencia del Señor y de la majestad de su poder,

Sin embargo, cuando predico el evangelio, no tengo de qué enorgullecerme, ya que estoy bajo la obligación de hacerlo. ¡Ay de mí si no predico el evangelio!

»Así que, rey Agripa, no fui desobediente a esa visión celestial.

Era tal tu riqueza que Tarsis comerciaba contigo. A cambio de tu mercadería, ella te ofrecía plata, hierro, estaño y plomo.

Hija de Tarsis, cultiva tu tierra como en el Nilo, porque tu puerto ya no existe.

―Muy bien —le contestó el Señor—. Todas sus posesiones están en tus manos, con la condición de que a él no le pongas la mano encima. Dicho esto, Satanás se retiró de la presencia del Señor.

Nosotros cortaremos del Líbano la madera que necesites, y te la llevaremos por mar hasta Jope, en forma de balsas. De allí tú la llevarás a Jerusalén».

pero a Pablo no le pareció prudente llevarlo, porque los había abandonado en Panfilia y no había seguido con ellos en el trabajo.

Jesús le respondió: ―Nadie que mire atrás después de poner la mano en el arado es apto para el reino de Dios.

El Espíritu me levantó y se apoderó de mí, y me fui amargado y enardecido, mientras la mano del Señor me sujetaba con fuerza.

En mí esperarán las costas lejanas; a la cabeza vendrán los barcos de Tarsis trayendo de lejos a tus hijos, y con ellos su oro y su plata, para la honra del Señor tu Dios, el Santo de Israel, porque él te ha llenado de gloria.

contra todas las naves de Tarsis, contra todos los barcos lujosos.

Dicho esto, Satanás se retiró de la presencia del Señor para afligir a Job con dolorosas llagas desde la planta del pie hasta la coronilla.

Allí pasó la noche en una cueva. Más tarde, la palabra del Señor vino a él. ―¿Qué haces aquí, Elías? —le preguntó.

Cuando el día comenzó a refrescar, oyeron el hombre y la mujer que Dios el Señor andaba recorriendo el jardín; entonces corrieron a esconderse entre los árboles, para que Dios no los viera.

Y como Lida estaba cerca de Jope, los discípulos, al enterarse de que Pedro se encontraba en Lida, enviaron a dos hombres a rogarle: «¡Por favor, ven a Jope en seguida!»

La noticia se difundió por todo Jope, y muchos creyeron en el Señor.

Luego dieron dinero a los albañiles y carpinteros. A los de Sidón y Tiro les dieron comida, bebida y aceite para que por mar llevaran madera de cedro desde el Líbano hasta Jope, conforme a la autorización que había dado Ciro, rey de Persia.

Se hicieron a la mar en sus barcos; para comerciar surcaron las muchas aguas.

De Tarsis se trae plata laminada, y de Ufaz se importa oro. Los ídolos, vestidos de púrpura y carmesí, son obra de artífices y orfebres; ¡todos ellos son obra de artesanos!

Al oír esto, los marineros se aterraron aún más y, como sabían que Jonás huía del Señor, pues él mismo se lo había contado, le dijeron: ―¡Qué es lo que has hecho!

»Envíanos ahora el trigo, la cebada, el aceite y el vino que tan bondadosamente me has prometido.

Cada tres años, la flota comercial del rey, que era tripulada por los oficiales de Hiram, regresaba de Tarsis trayendo oro, plata y marfil, monos y mandriles.

Tú, hijo de hombre, atiende bien a lo que te voy a decir, y no seas rebelde como ellos. Abre tu boca y come lo que te voy a dar».




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