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Referencias Cruzadas

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Jeremías 9:7

Biblia Nueva Versión Internacional 2017

Por eso, así dice el Señor Todopoderoso: «Voy a refinarlos, a ponerlos a prueba. ¿Qué más puedo hacer con mi pueblo?

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22 Referencias Cruzadas  

Volveré mi mano contra ti, limpiaré tus escorias con lejía y quitaré todas tus impurezas.

Se sentará como fundidor y purificador de plata; purificará a los levitas y los refinará como se refinan el oro y la plata. Entonces traerán al Señor ofrendas conforme a la justicia,

«Te he puesto entre mi pueblo como vigía y atalaya, para que escudriñes y examines su conducta.

¡Mira! Te he refinado, pero no como a la plata; te he probado en el horno de la aflicción.

Pero a esa parte restante la pasaré por el fuego; la refinaré como se refina la plata, la probaré como se prueba el oro. Entonces ellos me invocarán y yo les responderé. Yo diré: “Ellos son mi pueblo”, y ellos dirán: “El Señor es nuestro Dios”.

Queridos hermanos, no os extrañéis del fuego de la prueba que estáis soportando, como si fuera algo insólito.

El oro, aunque perecedero, se acrisola al fuego. Así también vuestra fe, que vale mucho más que el oro, al ser acrisolada por las pruebas demostrará que es digna de aprobación, gloria y honor cuando Jesucristo se revele.

»¿Acaso no es Efraín mi hijo amado? ¿Acaso no es mi niño preferido? Cada vez que lo reprendo, vuelvo a acordarme de él. Por él mi corazón se conmueve; por él siento mucha compasión —afirma el Señor—.

Por amor a su pueblo y al lugar donde habita, el Señor, Dios de sus antepasados, con frecuencia les enviaba advertencias por medio de sus mensajeros.

Entonces Absalón le dijo: ―Ya que mi señor el rey no viene, ¿por qué no permites que nos acompañe mi hermano Amnón? ―¿Y para qué va a ir contigo? —le preguntó el rey.

Encomienda al Señor tus afanes, y él te sostendrá; no permitirá que el justo caiga y quede abatido para siempre.

Solo en Dios halla descanso mi alma; de él viene mi esperanza.

¡Puntiagudas flechas de guerrero, con ardientes brasas de retama!

Tenéis las manos manchadas de sangre y los dedos manchados de iniquidad. Vuestros labios dicen mentiras; vuestra lengua murmura maldades.

«Recorred las calles de Jerusalén, observad con cuidado, buscad por las plazas. Si encontráis una sola persona que practique la justicia y busque la verdad, yo perdonaré a esta ciudad.

Escuchad, israelitas, la palabra del Señor, porque el Señor va a entrar en juicio contra los habitantes del país: «Ya no hay entre mi pueblo fidelidad ni amor, ni conocimiento de Dios.




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