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Referencias Cruzadas

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Jeremías 50:2

Biblia Nueva Versión Internacional 2017

«¡Anunciad y proclamad entre las naciones! ¡Proclamadlo, levantad un estandarte! No ocultéis nada, sino decid: “¡Babilonia será conquistada! ¡Bel quedará en vergüenza! ¡Marduc quedará aterrado! ¡Sus imágenes quedan humilladas, y aterrados sus ídolos!”

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34 Referencias Cruzadas  

Bel se inclina, Nebo se somete; sus ídolos son llevados por bestias de carga. Pesadas son las imágenes que por todas partes llevan; son una carga para el agotado.

¡Ahí viene un hombre en un carro de combate tirado por caballos! Y este es su mensaje: “¡Ha caído, ha caído Babilonia! ¡Todas las imágenes de sus dioses han rodado por el suelo!”»

Se acercan ya los días en que castigaré a los ídolos de Babilonia. Toda su tierra será avergonzada; caerán sus víctimas en medio de ella.

Voy a castigar al dios Bel en Babilonia; haré que vomite lo que se ha tragado. Ya no acudirán a él las naciones, ni quedará en pie el muro de Babilonia.

Gritó a gran voz: «¡Ha caído! ¡Ha caído la gran Babilonia! Se ha convertido en morada de demonios y en guarida de todo espíritu maligno, en nido de toda ave impura y detestable.

El Señor los aterrará cuando destruya a todos los dioses de la tierra; y así hasta las naciones más remotas se postrarán en adoración ante él, cada cual en su propia tierra.

En el día veintisiete del mes duodécimo del año treinta y siete del exilio de Joaquín, rey de Judá, Evil Merodac, rey de Babilonia, en el año primero de su reinado, indultó a Joaquín y lo sacó de la cárcel.

«Por eso, vienen días en que castigaré a sus ídolos; a lo largo de todo el país gemirán sus heridos —afirma el Señor—.

Corre un emisario tras el otro; un mensajero sigue a otro mensajero, para anunciar al rey de Babilonia que toda la ciudad ha sido conquistada.

Pero de pronto Babilonia cayó hecha pedazos. ¡Gemid por ella! Traed bálsamo para su dolor; tal vez pueda ser curada.

Tiembla la tierra por la estruendosa caída de Babilonia; resuenan sus gritos en medio de las naciones.

«Anunciad esto en Egipto, Proclamadlo en Migdol, Menfis y Tafnes: “¡A vuestros puestos! ¡Manteneos alerta! ¡La espada devora a vuestro alrededor!”

»Naciones, escuchad la palabra del Señor, y anunciad en las costas más lejanas: “El que dispersó a Israel lo reunirá; lo cuidará como un pastor a su rebaño”.

Por eso, ¡escuchad, naciones! ¡Sepa la congregación lo que le espera!

«Advertid a las naciones, proclamadlo contra Jerusalén: “De lejanas tierras vienen sitiadores lanzando gritos de guerra contra las ciudades de Judá”.

De todo esto has tenido noticia, ¿y no vas a proclamarlo? »Desde ahora te haré conocer cosas nuevas; cosas que te son ocultas y desconocidas.

En aquel tiempo Merodac Baladán hijo de Baladán, rey de Babilonia, envió cartas y un regalo a Ezequías, porque supo que había estado enfermo y que se había recuperado.

Han arrojado al fuego sus dioses, y los han destruido, porque no eran dioses, sino solo madera y piedra, obra de manos humanas.

Sobre un monte pelado agitad la bandera; llamad a gritos a los soldados, hacedles señas con la mano para que entren por las puertas de los nobles.

En aquel día se dirá: «Alabad al Señor, invocad su nombre; dad a conocer entre los pueblos sus obras; proclamad la grandeza de su nombre.

Proclamad su gloria entre las naciones, sus maravillas entre todos los pueblos.

La humanidad entera sentirá temor: proclamará las proezas de Dios y meditará en sus obras.

Sean avergonzados todos los idólatras, los que se jactan de sus ídolos inútiles. ¡Póstrense ante él todos los dioses!

¡Salid de Babilonia! ¡Huid de los caldeos! Anunciad esto con gritos de alegría y hacedlo saber. Publicadlo hasta en los confines de la tierra; decid: «El Señor ha redimido a su siervo Jacob».

Señalad a Sión con la bandera; ¡Buscad refugio, no os detengáis! Porque yo traigo del norte calamidad y gran destrucción.

¡Levantad el estandarte contra los muros de Babilonia! ¡Reforzad la guardia! ¡Poned centinelas! ¡Preparad la emboscada! El Señor cumplirá su propósito; cumplirá su decreto contra los babilonios.

»¡Levantad la bandera en el país! ¡Tocad la trompeta entre las naciones! ¡Convocad contra ella a los reinos de Ararat, Mini y Asquenaz! ¡Poned al frente un general! ¡Que avancen los caballos cual plaga de langostas!

El Señor permitió que Joacim cayera en manos de Nabucodonosor. Junto con él, cayeron en sus manos algunos de los utensilios del templo de Dios, los cuales Nabucodonosor se llevó a Babilonia y puso en el tesoro del templo de sus dioses.

Nabucodonosor les dijo: ―Vosotros tres, ¿es verdad que no honráis a mis dioses ni adoráis a la estatua de oro que he mandado erigir?

«Así les dirás: “Los dioses que no hicieron los cielos ni la tierra desaparecerán de la tierra y de debajo del cielo”».

No valen nada, son obras ridículas; cuando llegue el día de su castigo, serán destruidas.




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