Me han ofrecido sacrificios y ofrendas, y se han comido la carne, pero eso a mí no me agrada. Voy ahora a tener en cuenta sus perversidades, y castigaré sus pecados; ¡y tendrán que regresar a Egipto!
La llamaré a cuentas por los días en que quemaba ofrendas a sus falsos dioses, cuando se adornaba con zarcillos y joyas, y, olvidándose de mí, se iba tras sus amantes —afirma el Señor—.
No voy a tratarte con piedad ni a tener compasión de ti, sino que te haré pagar cara tu conducta y tus prácticas repugnantes. Así sabrás que yo, el Señor, también puedo herir.
Tu castigo se ha cumplido, bella Sión; Dios no volverá a desterrarte. Pero a ti, capital de Edom, te castigará por tu maldad y pondrá al descubierto tus pecados.
Cuando el Señor ya no pudo soportar más las malas acciones y las cosas abominables que hacíais, vuestro país se convirtió en objeto de maldición, en un lugar desértico, desolado y sin habitantes, tal como está hoy.
Por eso, así dice el Señor, el Dios de Israel, a los pastores que apacientan a mi pueblo: «Vosotros habéis dispersado a mis ovejas; las habéis expulsado y no os habéis encargado de ellas. Pues bien, yo me encargaré de castigaros por vuestras malas acciones —afirma el Señor—.
»Alegraos, naciones, con el pueblo de Dios; él vengará la sangre de sus siervos. ¡Sí! Dios se vengará de sus enemigos, y hará expiación por su tierra y por su pueblo».
Dejaré caer sobre vosotros la espada de la venganza prescrita en el pacto. Cuando os retiréis a vuestras ciudades, os enviaré una plaga, y caeréis en poder del enemigo.
Las piedras lisas de los arroyos serán tu herencia; sí, ellas serán tu destino. Ante ellas has derramado libaciones y has presentado ofrendas de grano. Ante estas cosas, ¿me quedaré callado?
Así dice el Señor Todopoderoso: «¡Talad árboles y levantad una rampa contra Jerusalén! Esta ciudad debe ser castigada, pues en ella no hay más que opresión.
Pero yo estoy lleno de la ira del Señor, y ya no puedo contenerme. «Derrama tu ira sobre los niños de la calle, sobre los grupos de jóvenes, porque serán apresados el marido y la mujer, la gente madura y la entrada en años.