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Referencias Cruzadas

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Jeremías 4:13

Biblia Nueva Versión Internacional 2017

¡Miradlo avanzar como las nubes! ¡Sus carros de guerra parecen un huracán! ¡Sus caballos son más veloces que las águilas! ¡Ay de nosotros! ¡Estamos perdidos!

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28 Referencias Cruzadas  

Profecía contra Egipto: ¡Mirad al Señor! Llega a Egipto montado sobre una nube ligera. Los ídolos de Egipto tiemblan en su presencia; el corazón de los egipcios desfallece en su interior.

¡Ya viene el Señor con fuego! ¡Sus carros de combate son como un torbellino! Descargará su enojo con furor, y su reprensión con llamas de fuego.

Sus caballos son más veloces que leopardos, más feroces que lobos nocturnos. Su caballería se lanza a todo galope; sus jinetes vienen de muy lejos. ¡Caen como buitres sobre su presa!

Nuestros perseguidores resultaron más veloces que las águilas del cielo; nos persiguieron por las montañas, nos acecharon en el desierto.

Sus flechas son puntiagudas, tensos todos sus arcos; parecen pedernal los cascos de sus caballos, y torbellino las ruedas de sus carros.

El Señor es lento para la ira, imponente en su fuerza. El Señor no deja a nadie sin castigo. Camina en el huracán y en la tormenta; las nubes son el polvo de sus pies.

Vienen de tierras lejanas, de los confines del horizonte. Viene el Señor con las armas de su ira para destruir toda la tierra.

»El Señor levantará contra ti una nación muy lejana, cuyo idioma no podrás entender; vendrá de los confines de la tierra, veloz como un águila.

Oigo gritos como de parturienta, gemidos como de primeriza. Son los gemidos de la bella Sión, que respira con dificultad; que extiende los brazos y dice: «¡Ay de mí, que desfallezco! ¡Estoy en manos de asesinos!»

¡Mirad que viene en las nubes! Y todos le verán con sus propios ojos, incluso quienes le traspasaron; y por él harán lamentación todos los pueblos de la tierra. ¡Así será! Amén.

»La señal del Hijo del hombre aparecerá en el cielo, y se angustiarán todas las razas de la tierra. Verán al Hijo del hombre venir sobre las nubes del cielo con poder y gran gloria.

»¡Da el toque de trompeta! ¡Un águila se cierne sobre la casa del Señor! Han quebrantado mi pacto y se han rebelado contra mi ley,

»La primera de ellas se parecía a un león, pero sus alas eran las de un águila. Mientras yo la observaba, le arrancaron las alas, la levantaron del suelo y la obligaron a mantenerse sobre sus patas traseras, como si fuera un hombre. Y se le dio un corazón humano.

¡Ay de mí, que estoy quebrantado! ¡Mi herida es incurable! Pero es mi enfermedad, y me toca soportarla.

»¡Saúl! ¡Jonatán! ¡Nobles personas! Fueron amados en la vida, e inseparables en la muerte. Más veloces eran que las águilas, y más fuertes que los leones.

Jerusalén se tambalea, Judá se derrumba, porque su hablar y su actuar son contrarios al Señor: ¡desafían su gloriosa presencia!

el viento que haré venir es demasiado fuerte para eso, porque yo mismo dictaré sentencia contra ellos».

Desde Sión se escuchan gemidos y lamentos: “Hemos sido devastados; nos han avergonzado por completo. Tenemos que abandonar el país, porque han derribado nuestros hogares”».

Remonta el vuelo el enemigo, se desliza como un águila, extiende sus alas sobre Bosra. En aquel día se angustiarán los valientes de Edom, como se angustia una mujer de parto.

Cuando el rey de Babilonia entre por tus puertas, como se entra en una ciudad conquistada, sus caballos serán tan numerosos que te cubrirán de polvo, y tus muros temblarán por el estruendo de su caballería y sus carros.

Pero tú la invadirás como un huracán. Tú, con todas tus tropas y todos tus aliados, serás como un nubarrón que cubrirá la tierra.

»”Cuando llegue la hora final, el rey del sur trabará combate contra el rey del norte, pero este responderá a su ataque con carros y caballos y con toda una flota de barcos de guerra. Invadirá muchos países, y los arrasará como una inundación.

En aquel día se les hará burla, y se les cantará este lamento: “¡Estamos perdidos! Se están repartiendo los campos de mi pueblo. ¡Cómo me los arrebatan! Nuestra tierra se la reparten los traidores”».

Empuñan el arco y la lanza; son crueles y no tienen compasión. Lanzan gritos como bramidos del mar, y cabalgan sobre sus corceles. ¡Vienen contra ti, hija de Sión, listos para la batalla!»

»¡Vivo yo! —declara el Rey, cuyo nombre es el Señor Todopoderoso—: Como el Tabor, que sobresale de entre los montes, y como el Carmelo, que se erige sobre el mar, así será el enemigo que viene.

Así dice el Señor: «¡Mirad! Vuela el enemigo como águila; sobre Moab despliega sus alas.

Alcé de nuevo la vista, ¡y vi ante mí cuatro carros de guerra que salían de entre dos montañas, las cuales eran de bronce!




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