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Referencias Cruzadas

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Jeremías 3:3

Biblia Nueva Versión Internacional 2017

Por eso se demoraron las lluvias, y no llegaron los aguaceros de primavera. Tienes el descaro de una prostituta; ¡no conoces la vergüenza!

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28 Referencias Cruzadas  

Yo quebrantaré vuestro orgullo y terquedad. Endureceré el cielo como el hierro y la tierra como el bronce,

El suelo está agrietado, porque no llueve en el país. Avergonzados están los campesinos, cubriéndose la cabeza.

¿Acaso hay entre los ídolos falsos alguno que pueda hacer llover? Señor y Dios nuestro, ¿acaso no eres tú, y no el cielo mismo, el que manda los aguaceros? Tú has hecho todas estas cosas; por eso esperamos en ti.

No reflexionan ni dicen: “Temamos al Señor, nuestro Dios, quien a su debido tiempo nos da lluvia, las lluvias de otoño y primavera, y nos asegura las semanas señaladas para la cosecha”.

La dejaré desolada, y no será podada ni cultivada; le crecerán espinos y cardos. Mandaré que las nubes no lluevan sobre ella.

Sobre tu cabeza, el cielo será como bronce; bajo tus pies, la tierra será como hierro.

Yo hice venir una sequía sobre los campos y las montañas, sobre el trigo y el vino nuevo, sobre el aceite fresco y el fruto de la tierra, sobre los animales y los hombres, y sobre toda la obra de vuestras manos».

»Yo os retuve la lluvia cuando aún faltaban tres meses para la cosecha. En una ciudad hacía llover, pero en otra, no; una parcela recibía lluvia, mientras que otra, no, y se secó.

¿Quién es tan sabio como para entender esto? ¿A quién habló el Señor para que lo anuncie? ¿Por qué está arruinado el país, desolado como un desierto por el que nadie pasa?

¿Acaso se han avergonzado de la abominación que han cometido? ¡No, no se han avergonzado de nada, y ni siquiera saben lo que es la vergüenza! Por eso, caerán con los que caigan; cuando los castigue, serán derribados —dice el Señor—.

¿Acaso se han avergonzado de la abominación que han cometido? ¡No, no se han avergonzado de nada, ni saben siquiera lo que es la vergüenza! Por eso, caerán con los que caigan; cuando los castigue, serán derribados», dice el Señor.

Pero el Señor que está en ella es justo; no comete iniquidad. Cada mañana imparte su justicia, y no deja de hacerlo cada nuevo día, pero el inicuo no conoce la vergüenza.

Pero el pueblo de Israel no va a escucharte, porque no quiere obedecerme. Todo el pueblo de Israel es terco y obstinado.

Señor, ¿acaso no buscan tus ojos la verdad? Golpeaste a esa gente, y no les dolió, acabaste con ellos, y no quisieron ser corregidos. Endurecieron su rostro más que una roca, y no quisieron arrepentirse.

Tened cuidado de no rechazar al que habla, pues, si no escaparon aquellos que rechazaron al que los amonestaba en la tierra, mucho menos escaparemos nosotros si le volvemos la espalda al que nos amonesta desde el cielo.

Se negaron a escucharte; no se acordaron de las maravillas que hiciste por ellos. Fue tanta su terquedad y rebeldía que hasta se nombraron un jefe para que los hiciera volver a la esclavitud de Egipto. Pero tú no los abandonaste porque eres Dios perdonador, clemente y compasivo, lento para la ira y grande en amor.

Los nobles mandan por agua a sus siervos, y estos van a las cisternas, pero no la encuentran. Avergonzados y confundidos, vuelven con sus cántaros vacíos y cubriéndose la cabeza.

«Toma un rollo y escribe en él todas las palabras que desde los tiempos de Josías, desde que comencé a hablarte hasta ahora, te he dicho acerca de Israel, de Judá y de las otras naciones.

Humíllate hasta el polvo, nación desvergonzada;

A la mañana siguiente, la mayor le dijo a la menor: ―Mira, anoche me acosté con mi padre. Vamos a emborracharlo de nuevo esta noche, y ahora tú te acostarás con él; y así, por medio de él tendremos descendencia.

El malvado es inflexible en sus decisiones; el justo examina su propia conducta.

Vuestras iniquidades os han quitado estos beneficios; vuestros pecados os han privado de estas bendiciones.

Esta es la palabra del Señor, que vino a Jeremías con motivo de la sequía:

Vagando de ciudad en ciudad, iba la gente en busca de agua, pero no calmaba su sed. Con todo, vosotros no os volvisteis a mí —afirma el Señor—.




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