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Referencias Cruzadas

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Jeremías 20:2

Biblia Nueva Versión Internacional 2017

mandó que golpearan al profeta Jeremías y que lo colocaran en el cepo ubicado en la puerta alta de Benjamín, junto a la casa del Señor.

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30 Referencias Cruzadas  

Pero, al llegar a la puerta de Benjamín, un capitán de la guardia llamado Irías, hijo de Selemías y nieto de Jananías, detuvo al profeta Jeremías y lo acusó: ―¡Vas a pasarte a los babilonios!

»Desde Gueba hasta Rimón, al sur de Jerusalén, todo el país se volverá un desierto. Pero Jerusalén se levantará y permanecerá en su lugar, desde la puerta de Benjamín hasta el sitio de la puerta Primera, hasta la puerta del Ángulo, y desde la torre de Jananel hasta los lagares del rey.

Pelearán contra ti, pero no podrán vencerte, porque yo estoy contigo para librarte», afirma el Señor.

Asá se enfureció contra el vidente por lo que este le dijo, y lo mandó encarcelar. En ese tiempo, Asá oprimió también a una parte del pueblo.

Por el contrario, mandó a Jeramel, su hijo, a Seraías hijo de Azriel, y a Selemías hijo de Abdel que arrestaran al escriba Baruc y al profeta Jeremías. Pero el Señor los había escondido.

“El Señor te ha puesto como sacerdote en lugar del sacerdote Joyadá, para que vigiles en la casa del Señor. A todo loco que se haga pasar por profeta, lo pondrás en el cepo y en el calabozo.

Pero ellos conspiraron contra Zacarías hijo de Joyadá y, por orden del rey, lo mataron a pedradas en el atrio del templo del Señor. Así fue como el rey Joás no tomó en cuenta la bondad de Joyadá y mató a Zacarías, quien al morir dijo: «¡Que el Señor vea esto y te juzgue!»

Decidles que les ordeno echar en la cárcel a ese tipo, y no darle más que pan y agua, hasta que yo regrese sin contratiempos.

Vi que la mujer se había emborrachado con la sangre de los santos y de los mártires de Jesús. Al verla, quedé sumamente asombrado.

No tengas miedo de lo que vas a sufrir. Te advierto que a algunos de vosotros el diablo os meterá en la cárcel para poneros a prueba, y sufriréis persecución durante diez días. Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida.

¿A cuál de los profetas no persiguieron vuestros antepasados? Ellos mataron a los que de antemano anunciaron la venida del Justo, y ahora a este lo habéis traicionado y asesinado

Entonces llamaron a los apóstoles y, después de azotarlos, les ordenaron que no hablaran más en el nombre de Jesús. Después de eso los soltaron.

Entonces arrestaron a los apóstoles y los metieron en la cárcel pública.

Prendieron a Pedro y a Juan y, como ya anochecía, los metieron en la cárcel hasta el día siguiente.

Los labradores agarraron a esos siervos; golpearon a uno, mataron a otro y apedrearon a un tercero.

Pero, en cuanto Jeremías terminó de decir al pueblo todo lo que el Señor le había ordenado, los sacerdotes y los profetas y todo el pueblo lo apresaron y le dijeron: «¡Vas a morir!

Me has puesto cadenas en los pies; vigilas todos mis pasos; ¡examinas las huellas que dejo al caminar!

Al oír esto, Sedequías hijo de Quenaná se levantó y le dio una bofetada a Micaías. ―¿Por dónde se fue el espíritu del Señor cuando salió de mí para hablarte? —le preguntó.

Me ha sujetado los pies con cadenas y vigila todos mis pasos”.

Al oír la sentencia que el hombre de Dios pronunciaba contra el altar de Betel, el rey extendió el brazo desde el altar y dijo: «¡Prendedlo!» Pero el brazo que había extendido contra el hombre se le paralizó, de modo que no podía contraerlo.

Cuando los jefes de Judá escucharon estas cosas, fueron del palacio del rey a la casa del Señor, y se apostaron a la entrada de la Puerta Nueva del templo.

Entonces el rey Sedequías ordenó que pusieran a Jeremías en el patio de la guardia y que, mientras hubiera pan en la ciudad, todos los días le dieran una porción del pan horneado en la calle de los Panaderos. Así fue como Jeremías permaneció en el patio de la guardia.




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