Así dice el Señor: «A vuestra madre, yo la repudié; ¿dónde está el acta de divorcio? ¿A cuál de mis acreedores os he vendido? Por causa de vuestras iniquidades, fuisteis vendidos; por vuestras transgresiones fue despedida vuestra madre.
Y, cuando te pregunten: “¿Por qué el Señor, nuestro Dios, nos ha hecho todo esto?”, tú les responderás: “Así como vosotros me habéis abandonado y en vuestra propia tierra habéis servido a dioses extranjeros, así también en tierra extraña serviréis a gente extranjera”.
Por tu culpa perderás la herencia que yo te había dado. Te haré esclava de tus enemigos, en un país para ti desconocido, porque has encendido mi ira, la cual se mantendrá ardiendo para siempre».