Lot salió para hablar con sus futuros yernos, es decir, con los prometidos de sus hijas. ―¡Apresuraos! —les dijo—. ¡Abandonad la ciudad, porque el Señor está a punto de destruirla! Pero ellos creían que Lot estaba bromeando,
Porque así dice el Señor en cuanto a los hijos y las hijas que han nacido en este lugar, y en cuanto a las madres que los dieron a luz y los padres que los engendraron en este país:
»Como si invitaras a una fiesta solemne, enviaste contra mí terror de todas partes. En el día de la ira del Señor, nadie pudo escapar, nadie quedó con vida. A mis seres queridos, a los que eduqué, los aniquiló el enemigo».