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Referencias Cruzadas

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Jeremías 15:8

Biblia Nueva Versión Internacional 2017

Haré que sus viudas sean más numerosas que la arena de los mares; en pleno día enviaré destrucción contra las madres de los jóvenes. De repente haré que caigan sobre ellas la angustia y el pavor.

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15 Referencias Cruzadas  

Tus hombres caerán a filo de espada, y tus valientes, en el campo de batalla.

pues vendrá como una trampa sobre todos los habitantes de la tierra.

Por eso los herirá el león de la selva y los despedazará el lobo del desierto; frente a sus ciudades está el leopardo al acecho, y todo el que salga de ellas será despedazado, pues son muchas sus rebeliones y numerosas sus infidelidades.

«Advertid a las naciones, proclamadlo contra Jerusalén: “De lejanas tierras vienen sitiadores lanzando gritos de guerra contra las ciudades de Judá”.

Las puertas de la ciudad gemirán y se vestirán de luto; desolada, la ciudad se sentará en el suelo.

En aquel día, siete mujeres agarrarán a un solo hombre y le dirán: «De alimentarnos y de vestirnos nosotras nos ocuparemos; tan solo déjanos llevar tu nombre: ¡Líbranos de nuestra afrenta!»

Porque así dice el Señor en cuanto a los hijos y las hijas que han nacido en este lugar, y en cuanto a las madres que los dieron a luz y los padres que los engendraron en este país:

Por eso, entrega ahora a sus hijos al hambre; abandónalos a merced de la espada. Que sus esposas se queden viudas y sin hijos; que sus maridos mueran asesinados, y que sus jóvenes caigan en combate a filo de espada.

Enviaré contra ti destructores, cada uno con sus armas, que talarán tus cedros más hermosos y los echarán en el fuego.

No tenemos padre, hemos quedado huérfanos; nuestras madres se han quedado viudas.

Como leones rugientes que despedazan a la presa, hay una conspiración de profetas que devoran a la gente, que se apoderan de las riquezas y de los objetos de valor, y que aumentan el número de viudas.

Tropiezas de día y de noche, y los profetas tropiezan contigo; tu madre dejará de existir,

Vístete de luto, pueblo mío; revuélcate en las cenizas. Llora amargamente, como lo harías por tu primogénito, porque nos cae por sorpresa el que viene a destruirnos.




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