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Referencias Cruzadas

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Jeremías 11:4

Biblia Nueva Versión Internacional 2017

que yo mismo prescribí a vuestros antepasados el día que los hice salir de Egipto, de esa caldera para fundir hierro”. Les dije: “Obedecedme y cumplid con todo lo que os prescribo, y vosotros seréis mi pueblo y yo seré vuestro Dios.

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39 Referencias Cruzadas  

Pero a vosotros el Señor os tomó y os sacó de Egipto, de ese horno donde se funde el hierro, para que fuerais el pueblo de su propiedad, como lo sois ahora.

Caminaré entre vosotros. Yo seré vuestro Dios, y vosotros seréis mi pueblo.

¿En qué concuerdan el templo de Dios y los ídolos? Porque nosotros somos templo del Dios viviente. Como él ha dicho: «Viviré con ellos y caminaré entre ellos. Yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo». Por tanto, el Señor añade:

Los haré volver para que vivan en Jerusalén; ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios, en la verdad y en la justicia”.

Les daré un corazón que me conozca, porque yo soy el Señor. Ellos serán mi pueblo, y yo seré su Dios, porque volverán a mí de todo corazón.

pues Israel es tu pueblo y tu heredad; ¡tú lo sacaste de aquel horno de fundición que es Egipto!

Pero a esa parte restante la pasaré por el fuego; la refinaré como se refina la plata, la probaré como se prueba el oro. Entonces ellos me invocarán y yo les responderé. Yo diré: “Ellos son mi pueblo”, y ellos dirán: “El Señor es nuestro Dios”.

Ya no se contaminarán más con sus ídolos, ni con sus iniquidades ni actos abominables. Yo los libraré y los purificaré de todas sus infidelidades. Ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios.

Viviréis en la tierra que les di a vuestros antepasados, y vosotros seréis mi pueblo y yo seré vuestro Dios.

para que el pueblo de Israel ya no se aparte de mí ni vuelva a mancharse con sus pecados. Entonces ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios. Lo afirma el Señor omnipotente».

para que cumplan mis decretos y pongan en práctica mis leyes. Entonces ellos serán mi pueblo, y yo seré su Dios.

Vosotros sois mi pueblo, y yo seré vuestro Dios”».

Así que enmendad ya vuestra conducta y vuestras acciones, y obedeced al Señor vuestro Dios, y el Señor se arrepentirá del mal que os ha anunciado.

bendición, si obedecéis los mandamientos que yo, el Señor vuestro Dios, hoy os mando obedecer;

»Si os conducís según mis estatutos y obedecéis fielmente mis mandamientos,

A ti y a tu descendencia os daré, en posesión perpetua, toda la tierra de Canaán, donde ahora andas peregrinando. Y yo seré su Dios.

y, consumada su perfección, llegó a ser autor de salvación eterna para todos los que le obedecen,

enseñándoles a obedecer todo lo que os he mandado. Y os aseguro que estaré con vosotros siempre, hasta el fin del mundo.

Si os esmeráis en obedecer al Señor vuestro Dios, los que están lejos vendrán para ayudar en la reconstrucción del templo del Señor. Así sabréis que el Señor Todopoderoso me ha enviado a vosotros».

Habitaré entre ellos, y yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo.

Por eso, así dice el Señor: Voy a entregar esta ciudad en manos de los babilonios y de Nabucodonosor, su rey, y él la capturará.

¡Mira! Te he refinado, pero no como a la plata; te he probado en el horno de la aflicción.

Samuel respondió: «¿Qué le agrada más al Señor: que se le ofrezcan holocaustos y sacrificios, o que se obedezca lo que él dice? El obedecer vale más que el sacrificio, y el prestar atención, más que la grasa de carneros.

Por el contrario, cuando me aman y cumplen mis mandamientos, les muestro mi amor por mil generaciones.

Esta es la sentencia que se ha dictado contra los animales del Néguev: Por tierra de dificultades y angustias, de leones y leonas, de víboras y serpientes voladoras, llevan ellos a lomos de burro las riquezas de esa nación inútil, y sus tesoros, sobre jorobas de camellos.

Desde el día en que hice salir a vuestros antepasados de la tierra de Egipto hasta el día de hoy, una y otra vez les he advertido: ‘Obedecedme’.

Jeremías le contestó: ―Obedece la voz del Señor que yo te estoy comunicando, y no caerás en manos de los babilonios. Así te irá bien, y salvarás tu vida.

Dicho esto, Nabucodonosor se acercó a la puerta del horno en llamas y gritó: ―Sadrac, Mesac y Abednego, siervos del Dios Altísimo, ¡salid de ahí, y venid aquí! Cuando los tres jóvenes salieron del horno,

»Yo soy el Señor tu Dios. Yo te saqué de Egipto, país donde eras esclavo.

Se mantuvo fiel al Señor y no se apartó de él, sino que cumplió los mandamientos que el Señor le había dado a Moisés.




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