Diles que así ha dicho el Señor, Dios de Israel: “Maldito sea el hombre que no obedezca los términos de este pacto,
“Maldito sea quien no practique fielmente las palabras de esta ley”. Y todo el pueblo dirá: “¡Amén!”
Así dice el Señor: «¡Maldito el hombre que confía en el hombre! ¡Maldito el que se apoya en su propia fuerza y aparta su corazón del Señor!
Y se le responderá: “Porque abandonaron el pacto del Señor su Dios, adorando y sirviendo a otros dioses”».
»¡Maldito el que sea negligente para realizar el trabajo del Señor! ¡Maldito el que de la sangre retraiga su espada!
No será un pacto como el que hice con sus antepasados el día en que los tomé de la mano y los saqué de Egipto, ya que ellos lo quebrantaron a pesar de que yo era su esposo —afirma el Señor—.