Así que no dejamos de dar gracias a Dios, porque al oír vosotros la palabra de Dios que os predicamos, la aceptasteis no como palabra humana, sino como lo que realmente es, palabra de Dios, la cual actúa en vosotros los creyentes.
Escuchad, israelitas, la palabra del Señor, porque el Señor va a entrar en juicio contra los habitantes del país: «Ya no hay entre mi pueblo fidelidad ni amor, ni conocimiento de Dios.
entonces prestad atención a la palabra del Señor, vosotros los que quedáis en Judá: Así dice el Señor Todopoderoso, el Dios de Israel: “Si insistís en trasladaros a Egipto para vivir allá,
Micaías prosiguió: ―Por lo tanto, oye la palabra del Señor: Vi al Señor sentado en su trono con todo el ejército del cielo alrededor de él, a su derecha y a su izquierda.
castigaré a Egipto, Judá, Edom, Amón, Moab, y a todos los que viven en el desierto y se rapan las sienes. Todas las naciones son incircuncisas, pero el pueblo de Israel es incircunciso de corazón».