»Para mí es como en los días de Noé, cuando juré que las aguas del diluvio no volverían a cubrir la tierra. Así he jurado no enojarme más contigo, ni volver a reprenderte.
Y ahora, por esa misma palabra, el cielo y la tierra están guardados para el fuego, reservados para el día del juicio y de la destrucción de los impíos.
y con todos los seres vivientes que están con vosotros, es decir, con todos los seres vivientes de la tierra que salieron del arca: las aves, y los animales domésticos y salvajes.
me acordaré del pacto que he establecido con vosotros y con todos los seres vivientes. Nunca más las aguas se convertirán en un diluvio para destruir a todos los mortales.