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Referencias Cruzadas

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Génesis 48:16

Biblia Nueva Versión Internacional 2017

el ángel que me ha rescatado de todo mal, bendiga a estos jóvenes. Que por medio de ellos sea recordado mi nombre y el de mis padres, Abraham e Isaac. Que crezcan y se multipliquen sobre la tierra».

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46 Referencias Cruzadas  

El Señor libra a sus siervos; no serán condenados los que en él confían.

»José es un retoño fértil, fértil retoño junto al agua, cuyas ramas trepan por el muro.

Ahora bien, los dos hijos que te nacieron aquí en Egipto, antes de que me reuniera contigo, serán considerados míos. Efraín y Manasés serán tan míos como lo son Rubén y Simeón.

El Señor me librará de todo mal y me preservará para su reino celestial. A él sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.

Pero Josué animó a las tribus de Efraín y Manasés, descendientes de José: ―Vosotros sois numerosos y tenéis mucho poder. No os quedaréis con un solo territorio,

Por la fe Jacob, cuando estaba a punto de morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyándose en la punta de su bastón.

para que busque al Señor el resto de la humanidad, todas las naciones que llevan mi nombre.

No te pido que los quites del mundo, sino que los protejas del maligno.

de todas sus angustias. Él mismo los salvó; no envió un emisario ni un ángel. En su amor y misericordia los rescató; los levantó y los llevó en sus brazos como en los tiempos de antaño.

El Señor te protegerá; de todo mal protegerá tu vida.

Él se entregó por nosotros para rescatarnos de toda maldad y purificar para sí un pueblo elegido, dedicado a hacer el bien.

Tampoco pongamos a prueba al Señor, como lo hicieron algunos y murieron víctimas de las serpientes.

para que ellos posean el remanente de Edom y todas las naciones que llevan mi nombre —afirma el Señor, que hará estas cosas—.

y tomaron la misma bebida espiritual, pues bebían de la roca espiritual que los acompañaba, y la roca era Cristo.

Y no solo ella, sino también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente, mientras aguardamos nuestra adopción como hijos, es decir, la redención de nuestro cuerpo.

Y no nos dejes caer en tentación, sino líbranos del maligno”.

El Señor Todopoderoso responde: «Yo voy a enviar a mi mensajero para que prepare el camino delante de mí. De pronto vendrá a su templo el Señor a quien vosotros buscáis; vendrá el mensajero del pacto, en quien vosotros os complacéis».

¿Por qué te encuentras confundido, como un guerrero impotente para salvar? Señor, tú estás en medio de nosotros, y se nos llama por tu nombre; ¡no nos abandones!

Nuestro Redentor es el Santo de Israel; su nombre es el Señor Todopoderoso.

El ángel del Señor acampa en torno a los que lo temen; a su lado está para librarlos.

Mi alma se gloría en el Señor; lo oirán los humildes y se alegrarán.

si mi pueblo, que lleva mi nombre, se humilla y ora, y me busca y abandona su mala conducta, yo lo escucharé desde el cielo, perdonaré su pecado y restauraré su tierra.

José es majestuoso como primogénito de toro; ¡poderoso como un búfalo! Con sus cuernos atacará a las naciones, hasta arrinconarlas en los confines del mundo. ¡Tales son los millares de Manasés, las decenas de millares de Efraín!»

Todas las naciones de la tierra te respetarán al reconocerte como el pueblo del Señor.

El total llegó a seiscientos tres mil quinientos cincuenta israelitas censados.

Sin embargo, los israelitas tuvieron muchos hijos, y hasta tal punto se multiplicaron que fueron haciéndose más y más poderosos. El país se fue llenando de ellos.

Entonces el hombre le dijo: ―Ya no te llamarás Jacob, sino Israel, porque has luchado con Dios y con los hombres, y has vencido.

pero en ese momento el ángel del Señor le gritó desde el cielo: ―¡Abraham! ¡Abraham! ―Aquí estoy —respondió.

El ángel del Señor llamó a Abraham por segunda vez desde el cielo,

―Yo soy Dios, el Dios de tu padre —le dijo—. No tengas temor de ir a Egipto, porque allí haré de ti una gran nación.

Pero David les respondió a Recab y a Baná, los hijos de Rimón el berotita: ―Tan cierto como que vive el Señor, quien me ha librado de todas mis angustias,

Te libraré del poder de los malvados; ¡te rescataré de las garras de los violentos!»

Entonces el rey le hizo este juramento: ―Tan cierto como que vive el Señor, que me ha librado de toda angustia,

Probad y ved que el Señor es bueno; dichosos los que en él se refugian.




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