Pero, después de habérselas comido, no se les notaba en lo más mínimo, porque seguían tan feas como antes. Entonces me desperté.
Luego me dijo: «Hijo de hombre, cómete el rollo que te estoy dando hasta que te sacies». Y yo me lo comí, y era tan dulce como la miel.
Unos comerán lo que esté a su mano derecha, pero se quedarán con hambre; otros comerán lo que esté a su izquierda, pero no quedarán satisfechos. ¡Se comerán a sus propios hijos!
En tiempos difíciles serán prosperados; en épocas de hambre tendrán abundancia.
Detrás de ellas salieron otras siete vacas, feas y flacas, que se pararon a orillas del Nilo, junto a las primeras.
Y las siete vacas feas y flacas se comieron a las siete vacas gordas.
»Después tuve otro sueño: Siete espigas de trigo, grandes y hermosas, crecían de un solo tallo.