Tú se lo llevarás para que se lo coma, y así él te dará su bendición antes de morirse.
Ve al rebaño y tráeme de allí dos de los mejores cabritos, para que yo le prepare a tu padre un guiso como a él le gusta.
Pero Jacob le dijo a su madre: ―Hay un problema: mi hermano Esaú es muy velludo, y yo soy lampiño.
Entonces comenzó a orar: «Señor y Dios de mi amo Abraham, te ruego que hoy me vaya bien, y que demuestres el amor que le tienes a mi amo.